Peluquería y poder

Probablemente me meto en un berenjenal en estos tiempos en que todo vale.

Creo muy necesario el sentido común. Y el más común de todos los sentidos me dice que hay que hacer que la gente nos conozca. Que reconozcan la labor social que desarrollamos a través de nuestros grandes personajes.

Uno de ellos, Lluís Llongueras, acaba de presentar su reciente libro en el incomparable marco del Palau Robert en Barcelona. “Esferas”, escrito por Francesc Miralles, es digno de un genio. El Llongueras escultor, escritor y gran comunicador, es nuestro Salvador Dalí, un personaje mundialmente conocido como “el peluquero de señoras”... Pero otro día le dedicaré más tiempo a este genio al que nuestra profesión debe parte de nuestra historia.

Merecemos un reconocimiento como el del primer ministro de Inglaterra. El Sr. Cameron condecora a su estilista, peluquero entre nosotros, frente a las críticas de la oposición. Porqué es sabido que uno de los distintivos más codiciados en los círculos de poder es su peinado. Por eso ha recompensado a su peluquero con la Orden del Imperio Británico.

Y no es la primera vez que un peluquero inglés recibe este honor. Jo Hansford, que peina a Camila Parker, también ha sido condecorado. La oposición considera que tal reconocimiento devalúa la Orden del Imperio Británico. Yo creo que formamos parte de la cultura y, además, lograr que Cameron tenga buen aspecto es una hazaña. Se dice en política que es imposible que un calvo gane las elecciones en Gran Bretaña.

La relación peluqueros y poderosos no nos sorprende dada la obsesión de estos por controlar sus cabelleras. La Dama de Hierro, la Sra. Thatcher, era adicta a la peluquería. Otro inglés, el exprimer ministro Tony Blair, tenía en alta estima a su peluquero. Y en EE.UU. Kennedy le ganó las elecciones a Nixon por su aspecto, el peinado influyó.

La peluquería española, por razones obvias de impuestos, no pasa por su mejor momento. No estaría nada, pero que nada mal, que nuestros poderosos además de poner al día su imagen situaran a la peluquería para que brillara en donde le corresponde y no hicieran ver que nacieron así. Porqué bien que nos cuesta a nosotros ponerlos un poco al día y hacerles milagros todavía nos cuesta un poquito más.

Juan Balaguer
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Esta entrada fue publicada el 26-01-14 a las 20:02.
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