La cafeína es un alcaloide sólido de la serie púrica descubierta por Friedrich Ferdinand Runge en 1819. Es una sustancia que existe de forma natural en algunas plantas, siendo el café y el té las más conocidas, aunque también se puede producir de manera artificial. En las plantas actúa como un pesticida natural, matando los insectos que se alimentan de ellas. Cuando la ingerimos actúa como un estimulante del sistema nervioso, produciendo un incremento en la energía. Se elimina de forma natural a través de la orina.

En los últimos años, la cafeína se está poniendo de moda como ingrediente cosmético, hasta el punto de que la International Association for Physicians in Aesthetic Medicine (IAPAM) la ha incluído dentro de las nuevas tendencias en aplicaciones tópicas para la belleza.

Una de las características de la cafeína es que provoca vasoconstricción, con lo que reduce el enrojecimiento de la piel en personas con rosácea. También es ideal en cosméticos específicos para reducir las bolsas de los ojos por su acción antiinflamatoria, en productos protectores a la exposición a los rayos UV-B, gracias a su poder antioxidante, o en productos anticelulitis, ya que aumenta la microcirculación. Sin embargo, donde ha irrumpido con más fuerza es en productos capilares anticaída.

Efectos sobre el cabello

Varios estudios han demostrado que la cafeína estimula el crecimiento capilar e impide su caída, protegiendo el cuero cabelludo de los efectos dañinos de la testosterona. Su uso regular puede ayudar a tener un cabello más abundante y mas sano.

Por tal motivo, la cafeína se muestra muy eficaz para personas con el cabello fino, débil o con problemas de caída. Además, tiene un efecto sinérgico al combinarlo con el minoxidil u otros estimulantes, siendo ideal como complemento en la mayoría de tratamientos contra la alopecia.
Por último, la cafeína reduce la agregación plaquetaria y aumenta el flujo sanguíneo y el suministro de nutrientes a las raíces del pelo del cuero cabelludo.









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