David Parra, CEO de Lim Hair.

Desde aquellos primeros secadores de cabello de mano metálicos, la evolución de los secadores ha sido considerable. Poco a poco, los secadores evolucionan de una manera sutil y las diversas evoluciones se van quedando para hacer los nuevos modelos mejores. Quedó el aspecto iónico de los secadores, la moda de los compactos hizo evolucionar a los nuevos modelos a medidas más pequeñas y manejables. Pero sí que es cierto que en los últimos años la evolución pasa en muchos casos imperceptible para los usuarios.

En la mayoría de casos, durante el proceso de toma de decisión por un modelo, se produce el efecto caja negra, es decir nadie se preocupa en analizar el interior del secador y nos quedamos con el aspecto externo y el rendimiento que nos proporciona. Esto se debe a que el profesional desconoce las diferencias técnicas internas del mismo, tomando muchas veces decisiones más por cuestiones estéticas o nominales, que por motivos técnicos. Conocer el tipo de componentes, calidad y procedencia de los mismos nos ayudará a discernir entre la calidad de sus componentes, y nos dará una idea de la durabilidad del mismo.

Las últimas evoluciones radican principalmente en la mejora de materiales internos, encaminados principalmente a la reducción de peso y el aumento de la duración. En el desarrollo de un secador profesional se ha de tener en cuenta que es un aparato para uso intensivo en salón, con lo cual estos dos aspectos son básicos en el desarrollo. Las últimas evoluciones internas han afectado a los motores que son más resistentes y duran más; además, nuevos materiales ayudan a hacerlos más ligeros. Así, de esta manera sutil se convierten los secadores en más resistentes y más cómodos.

¿Qué secador necesita realmente el profesional?

Podríamos agrupar en tres grandes aspectos lo que tenemos que exigirle a nuestro secador: rendimiento, confortabilidad y durabilidad. Sin dar más importancia a uno que a otro, sino buscando el modelo que nos dé un perfecto equilibrio entre los tres.

Por supuesto el rendimiento es uno de los aspectos más importantes de un secador. Dentro del rendimiento, tendríamos que incluir características como el caudal, temperatura máxima y presión. Sí que es cierto que es muy difícil comparar estas tres características con los valores nominales suministrados por los fabricantes, ya que en la mayoría de casos no son valores tomados en las mismas condiciones y no van a ser comparables entre ellos. La opción fácil y más comúnmente utilizada es asimilar estas tres características a la potencia eléctrica nominal consumida por el aparato (los vatios, W), y comparar este valor entre los diferentes modelos, que sí que nos ayudará a hacer una primera selección, pero sinceramente no muy afinada, ya que la relación de la potencia nominal con las tres características anteriores no es directa.

Por otro lado, tendríamos la confortabilidad. Dicho aspecto comprende características como el peso o lo que es más importante, el equilibrado y compensación de pesos, ergonomía del mango, longitud del cable, ruido (tanto los decibelios como el tipo de ruido emitido) y por qué no, también la estética externa, que nos hará sentir más o menos cómodos con el mismo.

Y por último tendríamos la durabilidad. Es cierto que el corazón del secador está en el motor y que es sin duda el componente más crítico dentro de un secador, ya que es la parte móvil y que además se ve más afectada por la suciedad. Un aparato de buena calidad de una marca conocida, debería tener limitada su vida en función de la vida de su motor, ya que el resto de componentes deberían tener, si están bien dimensionados, un desgaste mucho menor. Los materiales plásticos de la carcasa también son más importantes de lo que parecen ya que deben soportar caídas accidentales, golpes y desgaste de arañazos, rozaduras... provocado por el uso continuado en el salón. Además, un filtro metálico desmontable para su limpieza frecuente es básico para alargar al máximo la vida del secador.

¿Cómo puedo saber que secador profesional se adapta mejor a mis necesidades?

Una vez analizados los diversos aspectos a tener en cuenta, lo primero que nos tenemos que plantear es ¿cómo utilizamos el secador? Si la mayoría de veces utilizamos el secador a máxima potencia, el valor nominal de la potencia debería ser un aspecto a tener muy en cuenta pero nunca totalmente determinante. Por otro lado, si tenemos la costumbre de cuidar un poco más el cabello en detrimento de nuestro tiempo, y no utilizamos el secador al máximo de calor, entonces los secadores de un nivel medio de potencia serían suficientes. Aún así, 200 W más o menos de potencia no deberían ser determinantes en la decisión final, ya que hay otros aspectos que nos han de ayudar a tomar una decisión.

Partiendo de la base de que un profesional debería siempre adquirir su aparatología en su distribuidor de confianza, nuestro consejo pasa siempre por solicitar al distribuidor una prueba del aparato. ¿Por qué? Pues está bien claro, de todos los aspectos que hemos tratado en el artículo, hay pocos para comparar fielmente entre fabricantes, con lo cual el mejor secador será el que el profesional determine que en su salón es el que mejor se adapta a sus necesidades. En las manos del profesional, que para eso es profesional, está el determinar qué secador le da mayor rendimiento, que equilibrado/peso es más confortable, si el ruido no es molesto, si la longitud del cable es la adecuada... Con una simple prueba podremos analizar dos aspectos tan fundamentales como el rendimiento y confortabilidad.

Nos quedaría por valorar la duración, pero claro, aquí sí que nos tendremos que dejar asesorar por el consejo del distribuidor, experiencia con una marca de confianza, y lo que sí es muy importante, procedencia del aparato, si es nacional, europeo o asiático. Lo que está claro es que no siempre el mejor marketing o marca más conocida va siempre asociada al mejor producto. Un poco de sentido crítico ayudará mucho al profesional para tomar su decisión.

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