En la actualidad nos lavamos el pelo con más frecuencia, a veces por la mañana y la noche, que antaño. A estos hábitos, cabe sumar agentes ambientales que han incrementado el uso de productos capilares. Los cambios climáticos, aire caliente y seco en invierno y climatización en verano, las permanentes, las coloraciones frecuentes o mal aplicadas o los cuidados capilares inadecuados pueden llegar a perturbar el equilibrio de la piel y el cuero cabelludo. Otras causas pueden ser el estrés, las tensiones y la fisiología de cada uno.

Todos estos condicionantes generan un desequilibrio en la barrera de protección natural del cuero cabelludo. Las agresiones externas pueden dañar parte de los lípidos de esta capa protectora. El cuero cabelludo se vuelve delicado y reactivo al uso de productos capilares habituales. El problema es más frecuente de lo que parece. Algunos estudios aseguran que más del 44% de la población lo padece, según informa José Luis Cerrillo, gerente de Laboratorios Válquer.

Pautas de higiene y cuidado recomendadas

En estos casos, el uso de un champú cotidiano puede dar lugar a síntomas como picores, rojeces, caspa y sensación de tirantez. Es preciso utilizar un champú extremadamente suave, que no altere el equilibrio de la piel. La fórmula debe carecer de sulfatos, parabenos, colorantes y sal. Es decir, los ingredientes deberían contener la mínima cantidad posible de aditivos, en opinión de Cerrillo. "Además, conviene que incluya en su formulación activos que ayuden a reparar la protección natural de la piel. Así se consigue que no presente síntomas reactivos frente a los productos de tratamiento cosmético", añade.

A la hora de hacer frente a estas reacciones, es fundamental evitar productos con las siguientes características:

  • Champús con ph extremo. Se recomienda un ph ideal de 5,5.
  • Productos que contengan alcohol en su formulación.
  • Champús elaborados con tensioactivos (químicos utilizados para ligar componentes) agresivos.
  • Cosméticos capilares con sal. Esta se emplea, principalmente, como espesante.

Además de un champú suave, otras fuentes, como Schwarzkopf Professional, aconsejan prescindir de productos de styling con alcohol, como geles o espumas, ya que resecan el cuero cabelludo sensible. El empleo de acondicionadores sin aclarado, lacas sin alcohol o ceras sería una buena opción para conseguir un acabado perfecto.

Los aceites capilares son beneficiosos para el cuero cabelludo sensible. Mediante un masaje, se extienden unas gotas de aceite de argán o jojoba, dejándose actuar durante toda la noche. Por la mañana, se lava el cabello con un champú suave, a fin de eliminar los restos de aceite.

Fuente: Laboratorios Válquer.









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