Dice que él es, "cortador, cortador de pelo", que no barbero. Artesano de oficio y empeño, Paco Vanaclocha, valenciano, lleva ocho años siendo peluquero, y los mismos, en ascenso, a ritmo creciente.

Hoy le ilumina otra luz distinta al azul limpio y extremo de su Mediterráneo natal. Ésta es, por contraposición, oceánica, Atlántica para más señas, la luz abierta de Gran Canaria, que cobija y alumbra, en este caso y en estos días a los TCT Awards, premios independientes de la peluquería.

Vanaclocha ha encontrado su propio lugar en Gran Canaria con Moswarde, editorial masculino hecho a ritmo de los acordes que se escuchan en el Covent Garden y la city londinense más cosmopolita, pero con sello distintivo, el sello Vanaclocha. Delicia anglosajona, Moswrde, su colección finalista, nos encanta, nos vuelve locos porque es fresca y rompedora, avanzadilla de los deseos del hombre que pide paso y reivindica una imagen propia.

Mi mentalidad no es la de que yo pueda enseñar, sino la de compartir, la de compartir con la gente lo que sabemos hacer y entre todos.

A Paco, esto de ser peluquero le pilló a contracorriente. Él se movía entre tuberías y llaves de paso. "Aunque, fíjate -me cuenta-, cortaba el pelo a mis amigos de niño y adolescente, y eso que no tenía padre peluquero ni generaciones dedicadas antes a ello". Paco, era fontanero, pero llegó la crisis y decide, sereno y convencido, tomar las riendas de su propio destino y embarcarse en la aventura de ser peluquero con salón propio. Inaugura 'Paco Style', ahora, 'Paco Vanaclocha', su nombre. Desde entonces hasta aquí, casi una década transcurrida, mientras muchos abrieron y cerraron, él ha permanecido.

"A lo 22 ya tenía montado mi salón. A los 19 estudié con Daniel Matallí en Valencia. Empecé en unisex, acabé centrándome con el hombre, el 80 por ciento de mis clientes son hombres, pero no soy barbero al uso, cortar pelo, esa es nuestra definición, no me encasillo. Somos cortadores, cortadores de cabello", sentencia y detalla su cronología.

Y en este trayecto, una máxima, el aprendizaje. Y otra, la atención al cliente. Y varias reformas, tres en concreto y hasta el momento para ampliar el negocio y "una peluquería limpia, abierta y acogedora; grande, amplia, nórdica". Y una cartera de clientes que confían en Paco y en ningún otro.

Si no te gusta el trato con la gente, mejor que te dediques a otra cosa. Conocer a un cliente además te posibilita crear y dar en el clavo de su imagen.

Beauty Market: ¿Cuál ha sido la evolución de tu salón en estos 8 años desde que te embarcaras en la aventura de convertirte en empresario peluquero?
Paco Vanaclocha: Positiva, muy positiva, y en ascenso. No hemos parado de crecer y perfeccionarnos. Hemos creado un sello propio, un modo de concebir la peluquería masculina alejado de los cánones estrictos del movimiento Barbershop. Lo nuestro es la consulta, la prescripción, la asesoría de imagen, la asesoría al cliente. Nuestro método se diferencia por ello y por buscar las líneas más puras, limpias, naturales en el cabello del hombre.

B.M.: ¿Cómo te has reciclado y dónde has aprendido?
P.V.: En Toni&Guy y Vidal Sassoon, principalmente, en cursos con profesionales españoles, muchos... Y a través de canales como YouTube o Facebook, de los que he de decir, he aprendido en cantidad.

B.M.: Alcanzar un sello propio en tan poco tiempo es muy difícil, sin embargo tú lo has conseguido. ¿Cuál es el estilo Vanaclocha?
P.V.: Se basa en técnicas de corte cómodas para el cliente y favorecedoras, por supuesto, pero que él pueda luego trabajar cómodamente y a diario en casa. En el salón de Paco Vanaclocha educamos al cliente en el conocimiento de su cabello y en cómo tiene que manejarlo y ha de cuidar.

B.M.: ¿Y el color, qué lugar ocupa en Paco Vanaclocha?
P.V.: No es nuestra principal función, pero por supuesto, lo trabajamos. El hombre ha aumentado también su demanda en cuanto al color en el salón de peluquería. Nosotros estamos trabajando alrededor de un 20 por ciento del total de servicios en lo referido a color, sobre todo en tema de acondicionamiento de canas, también en barbas. 'Paco Vanaclocha` ofrece al cliente además, rituales de cuidado del cabello y rituales de barbería tradicional para cuidarla y mantenerla. Incluidos relajantes y perfectos rituales para el afeitado.

Nosotros estamos trabajando alrededor de un 20 por ciento del total de servicios en lo referido a color, sobre todo en tema de acondicionamiento de canas, también en barbas.

B.M.: Y ahora, una faceta más y un reconocimiento a tu labor artística, finalista con Moswarde en los TCT Awards.
P.V.: ¡Sí! Aquí estamos, en Gran Canaria (exclama, sonríe; ríe abiertamente). Siempre me ha gustado mucho venir a este tipo de certámenes, participar de los eventos más importantes de la peluquería. Aprendo mucho de ellos, de la asociación y relación con la gente del sector, algo que considero muy importante. Aparte, con todo ello transmites al cliente que te mueves, que estás en el circuito. Es fundamental, porque el cliente percibe las vibraciones, incluso tu equipo se cultiva más con todo esto.

B.M.: Como tú estás cultivando y creando tu propia imagen de marca.
P.V.: Claro, por supuesto que sí. Has de tener tu propio sello, mi identidad, la que me diferencia.

B.M.: ¿Cuándo, cómo y por qué, este empeño y compromiso con la elaboración de colecciones?
P.V.: Es algo que siempre me ha conmovido. Empecé a modo de experimentación, realizando la primera con clientes de mi salón como modelos. Toda persona tiene un objetivo y quiere y le gusta evolucionar. Entonces te fijas, buscas, investigas... Cada vez te comprometes más con mejores modelos, fotógrafo, estilistas... Y todo crece. No se trata en realidad de un empeño, creo que es algo que te nace y evoluciona de un modo natural.

B.M.: ¿Cuántas editoriales has publicado hasta el momento?
P.V.: Llevo alrededor de 10, en 5 años.

Creo que el furor de los rapados y 'undercuts' se está pasando un poco. De hecho, pienso y soy de la opinión de que hemos de recuperar 'looks' y líneas más clásicas que son las que más están demandando además los clientes en la actualidad.

B.M.: Y este año además presentadas a varios concursos.
P.V.: Sí, a los Fígaro, los AIPP, ABS Chicago, los International Hairdressing Awards y algún otro. A todo el mundo nos gusta ganar, las presento lógicamente con ese objetivo. Pero a mí, solo el hecho de que se te reconozca el trabajo y el esfuerzo, estés en la final, aunque no te lleves el premio, es ya una satisfacción muy grande. Que la prensa y la gente de alrededor puedan ver tus colecciones, creo que es la satisfacción más grande de la que puede disfrutar un profesional peluquero.

B.M.: ¿A quién admiras?
P.V.: A muchos, y a todos. Pienso que cada uno de mis compañeros me puede aportar siempre algo bueno. Siempre veo la parte positiva de cada uno y de todas las cosas.

B.M.: ¿Y por qué se decide invertir tanto dinero en la elaboración de una colección?
P.V.: Pues, sí, la verdad es que a lo mejor lo podía invertir en formación, por ejemplo. Pero pienso que el transmitir al público lo que tú puedes crear y hacer, de lo que eres capaz y sabes hacer, también es importante. La peluquería sería muy aburrida, para mí, si no tuviera el objetivo de ir a más. Porque yo las colecciones las hago también para ver hasta dónde doy de sí y hasta dónde alcanzo, se trata de otro modo más de aprendizaje y experiencia.

Lo nuestro es la consulta, la prescripción, la asesoría de imagen, la asesoría al cliente. Nuestro método se diferencia por ello y por buscar las líneas más puras, limpias, naturales en el cabello del hombre.

B.M.: Crees que el público en general, ¿tus clientes, entienden una colección?
P.V.: Cada vez entienden más, en mi caso en particular. Y se alegran conmigo, me siguen y me preguntan, se interesan. Esta colección que ha quedado finalista en los TCT ha tenido una repercusión muy grande. Todos mis clientes me han preguntado y han querido saber. Algo que es también muy motivador y te mueve a hacer más, más cosas y mejor. A continuar, a seguir.

B.M.: Lo más difícil de hacer una colección es...
P.V.: Encontrar tu inspiración, porque esa no se encuentra fácilmente. Cuando absorbes tanta información como hago yo porque tu profesión te interesa más allá del ciento por cien, centrarte y reflejar en un disparo de la cámara todo lo que piensas, es un reto, pero a la vez la esencia misma de una colección. Se te entrecruzan las ideas y debes resolver un montón de factores, cómo les visto, cómo les corto; que las texturas, los acabados y los largos de las cuatro propuestas de la colección sean distintos, que no... ¿Son tendencia estos cortes...? Y el estilo, el vestido, los accesorios... Has de ir dando una respuesta a cada una de estas preguntas que te asaltan y hacerlo del modo correcto para llegar de modo definitivo a la composición final. Es un gran trabajo. Se trata de arte, es como el arte, te tiene que nacer de dentro.

B.M.: Hemos hablado de tu propia educación y reciclaje en peluquería, pero tenemos entendido que otra de tus metas y deseos es formar tú.
P.V.: Poder compartir lo que sabes creo que es algo edificante, bonito, gratificador. Mi mentalidad no es la de que yo pueda enseñar, sino la de compartir, la de compartir con la gente lo que sabemos hacer y entre todos.

B.M.: ¿Hay excesiva oferta en lo referido a formación de un tiempo a estar parte en peluquería?
P.V.: Sí, a pesar de querer también embarcarme en este tema, hay demasiada.

Las marcas de peluquería tienen que apoyar al profesional. Sus cosméticos son una fuente de ingresos más en tu salón. Si tú realmente quieres una marca para obtener un beneficio y la marca no lo practica así, ni te apoya en esta dirección, entonces no tienen sentido.

B.M.: ¿Cómo elegir entonces la oferta formativa que de verdad va a ser útil para nuestros propósitos?
P.V.: Decantándote por la que de verdad te aporte algo nuevo, que te enriquezca, que te sirva, que te inspire y ayude. En mi caso, la formación la concibo como la expresión, proyección y desglose en cuanto a técnica de mis propios cortes, metodologías que yo mismo he creado, con lo que yo trabajo. También, por ejemplo, enseñar a hacer una colección. Hay muchos peluqueros que quieren embarcarse en esta aventura y no se atreven por desconocimiento. O que buscan nuevas líneas y propuestas para sus clientes y buscan quien pueda detallárselas y enseñárselas. Ésa es la educación que hemos de elegir.

B.M.: Han pasado ocho años desde que abrieras tu salón y has podido demostrar y demostrarte que se puede vivir de la peluquería.
P.V.: Claro, toda persona que tiene un propósito puede llegar a él. Al final se trata de trabajar y de esfuerzo.

B.M.: En 'Paco Vanaclocha' han sucedido muchas cosas en muy poco tiempo, pero, y efectivamente se ha mantenido mientras otros han cerrado, ¿cómo se logra en los tiempos que corren mantener una peluquería?
P.V.: Nosotros fundamentamos nuestro servicio y método en intentar que el ticket de caja sea lo más alto posible, incluyendo el mayor número de servicios posibles en la visita, cejas, retoque de barba, color, un peeling, un corte... No se trata de generar un tráfico exhaustivo, sino de tratar, al cliente que tenemos, lo mejor posible.

Pienso que cada uno de mis compañeros me puede aportar siempre algo bueno. Siempre veo la parte positiva de cada uno y de todas las cosas.

B.M.: De aquí a otros ocho años, ¿dónde va a estar Paco?
P.V.: Uy, eso no se sabe nunca, pero la perspectiva tiene que ser siempre a lo lejos, cuanto más lejos mejor.

B.M.: ¿Con qué sueñas?
P.V.: Un equipo perfecto, estructurado, sólido, y expandirme, intentar abrir otro salón.

B.M.: Un salón de tu propia marca, Paco Vanaclocha, peluquería de autor en definitiva, pero ¿qué piensa Paco de la franquicia?
P.V.: Es un tipo de negocio, no mi metodología, porque yo me baso en el método, el mío propio, mi propio sello, mientras que en una franquicia, efectivamente, esto no existe. Entramos de lleno así en la cuestión de los equipos, a mí me cuesta mucho preparar a un equipo que sea como yo quiero, que sea yo mismo, sepa hacer lo mismo que haces tú y que los clientes no noten la diferencia.

B.M.: Si antes te preguntábamos acerca del principal reto a la hora de acometer la elaboración de una colección, ahora queremos saber qué es lo más complicado del día a día en el salón.
P.V.: Tratar con la gente, entender al cliente, satisfacer sus expectativas. Aunque éste es también el eje central sobre el que gira la peluquería, el éxito o no de un salón de peluquería. Si no te gusta el trato con la gente, mejor que te dediques a otra cosa. Conocer a un cliente además te posibilita crear y dar en el clavo de su imagen.

El transmitir al público lo que tú puedes crear y hacer, de lo que eres capaz y sabes hacer, también es importante. La peluquería sería muy aburrida, para mí, si no tuviera el objetivo de ir a más. Porque yo las colecciones las hago también para ver hasta dónde doy de sí y hasta dónde alcanzo, se trata de otro modo más de aprendizaje y experiencia.

B.M.: ¿Qué es la marca de cosmética para el cabello a un peluquero, qué son las grandes marcas de peluquería y qué deberían ser?
P.V.: Sinceramente, creo que no son lo que eran. Las marcas de peluquería tienen que apoyar al profesional. Sus cosméticos son una fuente de ingresos más en tu salón. Si tú realmente quieres una marca para obtener un beneficio y la marca no lo practica así, ni te apoya en esta dirección, entonces no tienen sentido. Una marca de cosmética capilar, más grande o pequeña, debe apoyarte siempre con las herramientas a su alcance. Creo que el sentido de cosmética profesional se está perdiendo, y eso significa entonces que las multinacionales no confían ya en nosotros. Crecen apoyando al peluquero pero cuando se hacen grandes, se olvidan.

B.M.: No obstante, ¿es posible que el mercado profesional de productos de peluquería sea en el futuro de las pequeñas y medianas empresas y no de las grandes multinacionales?
P.V.: A mí me gustaría que sí, creo que nos apoyan mucho más y se esfuerzan y nos entienden mejor en estos momentos. Ya no a nivel de marketing, sino de confianza y trato que es al fin y al cabo lo que cuenta. A mí me gusta saberlo todo del producto, si no, no puedo recomendarlos. Y esto solo se consigue con la máxima confianza en el mismo, lo cual es tarea de la empresa que lo comercializa.

B.M.: En tu salón, aparte del uso del cosmético para el tratamiento y cuidado del cabello del cliente, ¿qué lugar o porcentaje ocupa la reventa?
P.V.: La verdad es que nosotros vendemos bastante producto, la clientela ya se ha educado en ello. A pesar de lo cual, el percentil estimo que estará en un 20% tan solo de la fuente total de ingresos. Debería ser mucho más.

B.M.: ¿Cuáles son las tendencias actuales en moda para el cabello masculino?
P.V.: Creo que el furor de los rapados y undercuts se está pasando un poco. De hecho, pienso y soy de la opinión de que hemos de recuperar looks y líneas más clásicas que son las que más están demandando además los clientes en la actualidad. Regresar a una peluquería masculina más elaborada y manual, estudiando a cada persona y qué es lo que ésta necesita realmente. Ya no se trata de hacer un corte u otro sino de ejercer de asesor de imagen, que es lo que deberíamos ser, analizar a la persona y ofrecerle lo que realmente necesita y le favorece.









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