Con 16 años, Marc Ferrés empezó a dar sus primeros pasos en el negocio familiar, la peluquería. Durante años, fue el propietario de la cadena de peluquerías Khenna, con 14 locales y 70 empleados a su cargo. Su última andadura empresarial es el proyecto Klasix, que ofrece servicios de peluquería a más de 30 residencias y centros sociosanitarios. Durante los próximos dos años compaginará su trabajo empresarial con la presidencia de APE bcn, Asociación de Empresarios de Peluquería y Estética. "Es la única plataforma capaz de aglutinar los recursos, el capital humano y técnico, así como las infraestructuras necesarias para crear un proyecto sostenible". Ferrés hace referencia al plan que presentará dentro de unos meses a los asociados: peluqueros de autor y pequeños empresarios. Una ocupación que le apasiona: "Lo que más me satisface es disfrutar de esa intuición empresarial que tengo. Me gusta liderar proyectos nuevos y hacerlos realidad, logrando los objetivos propuestos".

Beauty Market: El pasado mes de diciembre se elegía a Marc Ferrés como nuevo presidente de la APE bcn en lugar de Joan Balaguer. ¿Cómo surgió la idea de presidir esta organización?
Marc Ferrés: Desde hace 12 años, cuando APE bcn iniciaba su actividad, estoy vinculado a la entidad. A los pocos meses de su puesta en marcha ya formaba parte de la junta como vocal. Después desempeñé otros cargos, como el de tesorero. A finales del pasado ejercicio me presenté para este nuevo mandato, en el que seré presidente durante dos años.

B.M.: El sector de la peluquería atraviesa una situación delicada. Cuatro de cada 10 peluquerías (40%) han cerrado en los últimos dos años en todo el país, según datos del Directorio Central de Empresas. ¿Qué puede aportar la entidad a sus más de 400 asociados en estos momentos?
M.F.: Desgraciadamente creo que llegaremos al 60% de cierres. Existe un exceso de oferta y una caída de la demanda de servicios en la peluquería. Por lo tanto, se produce un desequilibrio. Yo me debo al socio de APE. En unos meses presentaré un proyecto a nuestros asociados. Al socio que apueste por él le garantizo que las cosas le irán mejor en dos años.

B.M.: Algunas fuentes achacan esta situación a la subida del IVA y a la crisis económica. Aseguran que esta última ha generado una frecuencia de visitas menor al salón de confianza. ¿Cuál es su opinión como presidente de APE bcn? ¿Cree que existen motivos de otra índole, estructurales, etc.?
M.F.: En mi opinión, el IVA no tiene la culpa. El problema es hasta qué punto los servicios que se ofrecen en la peluquería son prioritarios o no para el consumidor. Me explico. Si mañana me subieran el IVA de la conexión a Internet o del servicio de telefonía móvil, pongamos un 50%, lo seguiría pagando. Porque necesito estar conectado a Internet. Volviendo a la situación que sufre el sector, creo que la cuestión es reconocer si nuestros servicios se han vuelto prescindibles o todavía son imprescindibles.

B.M.: ¿Cómo le damos un vuelco a esta situación?
M.F.:En realidad, la demanda de servicios de peluquería existe, pero no en el propio salón. Hay el mismo porcentaje, o incluso superior, de mujeres que se teñían el cabello hace 10 años. La diferencia es que, hoy en día, muchas de ellas se tiñen en casa. En consecuencia, la demanda no ha caído. Sí se ha errado en la oferta de servicios que se ofrecen en las peluquerías. Quien le eche la culpa al IVA y se queje de que las cosas no le van bien, que se lo replantee. Quizás le funcionaría mejor con una oferta de servicios más atractiva.

B.M.: ¿De qué modo logramos que la oferta del salón sea más atractiva?
M.F.: Propongo dos de los servicios que más rotación de frecuencia generaban en el salón: rubios y rizados. La crisis de la peluquería comenzó cuando se sustituyeron rubios, rizados, mechas y reflejos, que se hacían a centenares, por marrones, castaños y chocolates. Sobre todo, tonos chocolate sin reflejos que les aporten un brillo extra. La llegada de esta tendencia ha perjudicado mucho a la peluquería. Si te fijas, hace casi 10 años que ningún gurú ni genio de la peluquería presenta colores claros. Y se da la casualidad que los claros y los rubios no quedan bien si se hacen en casa. Además, desprestigian a la marca. Por lo tanto, buena parte de la clientela se tiñe de marrón y castaño, desde su propio hogar.

B.M.: Pero ahora están muy de moda mechas como las californianas o las babylights.
M.F.: Otro error. La clienta repite, cada seis meses, las mechas californianas. No necesita visitar el salón con más frecuencia. Básicamente nos hemos apuntado a tendencias que van contra nuestros propios intereses. Lo contrario de lo que deberíamos hacer: apostar por aquellas que nos generen rentabilidad. Como presidente de APE Bcn me debo a nuestros asociados, a los que propondré un proyecto. Y les daremos lo que necesiten. Les demostraremos que con una peluquería diferente, obtendrán ingresos.

B.M.: Hablemos un poco de ese proyecto que se daría a conocer dentro de unos meses.
M.F.: Te daré cuatro pinceladas. Durante mucho tiempo, la asociación se ha limitado a brindar su apoyo y asesorar al asociado. Yo opto por tratar a la entidad, además, como a una empresa. Y los asociados son los puntos productivos de esta nueva compañía.
Es necesario un proyecto creíble, de implantación fácil, que sea una alternativa a lo actual. Y sobre todo, que permita al asociado competir en igualdad de condiciones. Eso pasa por simplificar servicios, en lugar de ampliarlos. Es decir, eliminar los que ya están obsoletos. Mi concepto es el mismo que dio forma al grupo alimentario Área de Guissona, en Lleida (Cataluña). Ganaderos y agricultores se unieron para fabricar, producir y comercializar los propios alimentos. Está claro que alguien ha sabido liderar, mediar, dirigir y apaciguar recelos y envidias. Mi sueño sería lograr algo parecido, trasladado al sector de la peluquería.
En cuanto a la necesidad, no será un propósito fácil. Porque el público quiere permanecer en su zona de confort, y decantarse por colores oscuros, castaños y chocolates. Una cosa está clara: o empezamos a crear las necesidades que nos interesen o el sector lo va a pasar muy mal. Al fin y al cabo, no hacemos nada extraordinario. Todas las empresas crean necesidades al consumidor. Pues los peluqueros funcionamos al revés. ¿Cómo le damos la vuelta a esta situación? Con presupuesto. Debemos presentar tendencias, modelos que impacten y codearnos con profesionales que entiendan lo que necesitamos. Desde APE Bcn también crearemos un equipo multidisciplinar. Necesitamos recursos que solo llegan a través de proyectos creíbles, ilusionantes y con futuro.

B.M.: En resumen, este proyecto se asienta sobre varios pilares: estructura, presupuesto y crear necesidades rentables para el salón. No se trata únicamente de que, a partir de ahora, la clientela vaya de rubio. Hay mucho más detrás.
M.F.: ¿Y por qué no? El objetivo puede ser potenciar los rubios. Rizos y rubios. Y tendrás más repeticiones en el salón. Ganarás en rentabilidad y te quitarás a un competidor de encima: el tinte del lineal. Pero no solo eso. Podemos crear otros servicios y otras necesidades que dependan de nosotros, los peluqueros. En síntesis: a la hora de decidir una tendencia no lo hagamos, únicamente, desde el punto de vista estético, sino también desde el productivo. Empecemos a valorar la rentabilidad de cada tendencia.

B.M.: ¿Qué piensa del boom que experimenta la barbería en estos momentos?
M.F.: Me parece fantástico. Siento envidia. Todo empezó a través de la franquicia inglesa The Barber Shop, que puso al día el concepto de la barbería. Ahora da gusto entrar en estos negocios. Además han introducido unos estilos de peinado que generan repeticiones, como el tupé. Nadie se atreve a hacerse un tupé en casa. Y detrás, han incorporado las barbas cuidadas, el concepto de masaje del afeitado. El hombre ha pasado de la cuchilla y la moto al tupé, las patillas afinadas, etc. La barbería ha mimado al hombre y le ha hecho sentirse a gusto. En definitiva, le ha creado la necesidad, con cariño, de frecuentar la barbería.

B.M.: La peluquería femenina podría hacer lo mismo.
M.F.: Estoy convencido de que sí. Esta es la línea en la que voy a trabajar. Pero para ello debo crear el mercado que he perdido. Es necesario lograr volumen de negocio. No puedo hacer que el peluquero invierta en algo sin demostrarle que con unas técnicas determinadas conseguirá unos ingresos superiores al 15 o 20%. No puedo vender humo.
Tal y como yo lo veo, en peluquería de autor queda mucho camino por recorrer. La clientela cada vez más quiere conocer al creativo, a la persona que ha creado el salón. Respecto a las franquicias, les aconsejaría que potenciaran a sus franquiciados como autores dentro de su marca.

B.M.: Y ya para acabar, ¿cómo le gustaría ver el sector de la peluquería dentro de unos años?
M.F.:Me gustaría ver alguna entrevista de un peluquero que aportara algo en televisión. Que dijera algo interesante y la gente lo escuchara. Te pongo un ejemplo. Yo veo cómo entrevistan a un cazador de tendencias y sé que hay algo más detrás de un cuadro o una raya. Me explica filosofía de vida.
Detrás de un servicio de peluquería hay una relación humana. Se dan unas necesidades más allá de las estéticas. Existe un factor de confianza. El cliente necesita saber de dónde ha salido esa tendencia, en qué se inspira. No podemos crear tendencias a la brava, sin que estén justificadas. Aquella colección debe aportar algo más, aparte de que sea muy estética. En su momento, el grunge aportó algo. No se limitaba a mostrar pantalones rotos, era una transgresión. El glam, con representantes como la mítica Audrey Hepburn, surgió porque había una filosofía del culto al lujo. Documéntame el porqué de aquella corriente o moda. Hagamos las cosas bien, con cariño.









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