Por Francisco Gómez

Un conocido profesor decía que todos los triunfos nacen cuando nos atrevemos a comenzar. Todas las personas que han tenido o tienen éxito reconocen que hubo alguien en su vida que les ayudó en su formación, por sus conocimientos o por su personalidad, pero fueron decisivas en su preparación.

Todos buscamos alcanzar el éxito, pero en el fondo nos da miedo esta palabra por lo que significa: conocer nuestro objetivo y sacrificar, a veces, lo que más queremos.

El mejor camino

Cuando estamos en nuestro salón y nos damos cuenta de lo difícil que es fidelizar a nuestros clientes, proponer nuevos servicios, motivar a nuestro personal, gestionar el salón, e incluso decidir que producto es el más interesante, debemos pensar que no solo dirigimos un salón sino también una empresa.

Para dirigir una empresa, no hay otro camino, es necesario formarse y transmitir nuestros conocimientos a nuestros colaboradores. La formación es una satisfacción que necesitamos cada día para desarrollar nuestra profesión: confianza para hablar con nuestro cliente de lo que quiere y lo que necesita, seguridad para hacer ese color o cambio de estilo con el convencimiento de su resultado.

Podemos distinguir entre tres modelos de formación. La primera, llamada autodidacta, donde las personas son capaces de aprender solas; la segunda, que consiste en asistir a escuelas donde nos ayuden en las materias que necesitamos reforzar; y la tercera que se basa en trabajar con empresas que son nuestros proveedores y nos ofrecen la posibilidad de hacer un proyecto formativo.

En muchas ocasiones, nos cuesta asistir a curso de formación, siempre tenemos un pretexto: estoy ocupada, debo asistir a una cita, etc. Seguramente la culpa la tenemos las casas comerciales que hemos llamado formación a cualquier cosa. Pero afortunadamente esto ha cambiado, las empresas somos concientes de que nuestro cliente el “Peluquero y sus colaboradores” deben tener la mejor formación posible para afrontar un mercado tan competitivo.

Participar en el futuro

Este año se han puesto en funcionamiento planes formativos donde se desarrollan todas las áreas necesarias para una mejor preparación a nuestros clientes, incluso con la aportación de personas con conocimientos de gestión y moda, ajenos al sector. Esta debe ser nuestra primera decisión importante de este año, qué modelo voy a elegir para conseguir una mejor formación.

Winston Churchill decía: “El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse”. No debemos esperar a que nos hablen de futuro, debemos participar en él. Debemos dedicar el 20% de nuestro tiempo profesional a la formación, debemos encontrar el tiempo y los recursos necesarios, para poder seguir pensando en el éxito. El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.

Esta puede ser nuestra oportunidad.









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