Fue casi por casualidad que Franck Provost abriera su primer salón en el año 1975, confiesa. Desde entonces y hasta ahora, 23 años de historia con letras de oro. El reconocimiento internacional como maestro y la creación de una marca de sólido prestigio, con un desarrollo vertiginoso y espectacular. En total, nada más y nada menos que 650 salones repartidos por todo el planeta.

Hoy, Franck Provost nos habla de su experiencia, presente y futuro, y posa ante la cámara con sus hijos, fieles continuadores de Provost en el mundo. ¿Su filosofía? Franck Provost responde sin dudarlo: “Soy peluquero y debo permanecer en mi terreno. Para el resto, lo que hay que hacer es saber delegar, es fundamental”. Su equipo es parte obligada e indivisible de su éxito e influencia. Y por supuesto, su confesa pasión por la peluquería y el haber sabido transmitir la misma a todos los que le rodean.

Provost es también, y sin duda, sinónimo de influencia parisina en la peluquería. “Efectivamente, París es un referente mundial de moda, pero no podemos dormirnos. Hoy se desarrolla también una moda muy concreta e interesante en lugares como España, Italia o Inglaterra. Nuestro reto es seguir luchando por mantener nuestro estándar”.
Su objetivo, su sueño: “Que éste en el que vivo, no se acabe nunca...”, y sonríe.

Beauty Market: ¿Arte o empresa?
Franck Provost: Es absolutamente indisociable.

B.M.: Sus proyectos más inmediatos...
F.P.: ¡Hay tantos!

B.M.: ¿Qué le queda aún por hacer a Franck Provost?
F.P.: Vivo un sueño y sueño con que no se acabe, es lo que siempre me queda aún por hacer.

B.M.: Su mejor recuerdo.
F.P.: La apertura de mi primer salón. Cuando inauguras el número 150 ya no sientes lo mismo.

B.M.: Otras pasiones “confesables” de Provost son...
F.P.: La pintura y la escultura. Soy una persona muy “manual”.

B.M.: ¿Su mayor compromiso?
F.P.: Mis hijos son mi mayor compromiso, y ahora los dos trabajan conmigo. Ellos, además, me han ayudado y me ayudan siempre a ser yo mismo.

B.M.: ¿Qué es lo que no volvería a repetir?
F.P.: Nada, no me arrepiento de nada.

B.M.: ¿Por dónde pasa el futuro de la peluquería?
F.P.: La respuesta es ilimitada. La peluquería no puede industrializarse, las posibilidades de futuro son infinitas.

B.M.: ¿Y un consejo Provost para quienes nos leen y están empezando?
F.P.: Creed en vuestra pasión, es única. Tenéis vuestra carrera en vuestras manos, sobre todo si trabajáis seriamente: ¡funciona!

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