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Terapias

La historia del masaje, mantén el contacto

Revisamos la historia del masaje para triunfar hoy más que nunca, frente al distanciamiento social con el rey de la salud, el cual nos hace mantener (o no...) el deseado contacto entre personas, ahora mermado por el confinamiento


08/01/2021

Ahora que el distanciamiento social se ha hecho dueño de los días y las noches, existe sin embargo una terapia (cuyo índice de contagio en reapertura es nulo), que no lo promueve, sino todo lo contrario, y que basa su resultado precisamente en el contacto, tanto a nivel manual como de psique entre terapeuta y cliente. Hablamos del masaje.

Es, efectivamente, su premisa principal, el contacto, esa retroalimentación y nudo de enlace que no se debe cortar entre ambas partes mientas se produce, cliente y terapeuta, terapeuta y cliente, sea del tipo que sea el masaje a realizar. Muchas escuelas enseñan a no renunciar nunca al contacto físico con el cliente durante un masaje para permitir este nudo de acción y desarrollo. ¿Sabio? "No estoy seguro", dice Eric Bah.
Experto en masajes asiáticos, Bah recomienda no seguir al pie de la letra dicho consejo, o de lo contrario, podrías arriesgarte a perder el objetivo deseado: la relajación. Eso sí, siempre manteniendo el cordón atado entre ambos, profesional y persona que disfruta de nuestras maniobras y anclajes, estemos o no tocándole.

Desde la Antigüedad hasta nuestros días hemos descubierto las múltiples ventajas que ofrece el masaje para la salud y el tratamiento de enfermedades tanto a nivel preventivo como terapéutico.

Prohibido, en cuestión de masajes, esa más que posible sensación de abandono que a pesar del objetivo del propio masaje, pueda llegar a experimentar o no el cliente.

¿Cómo resuelvo el acertijo? Los especialistas masajistas y terapeutas avisan: la más mínima grieta en tu atención al cliente y de éste hacia ti puede causar, incluso inconscientemente, dicha nefasta sensación de abandono. Tan pronto como aparece la misma, se produce la fractura, de la cual es muy difícil recuperarse y que deriva en la indeseada 'infidelidad' que mermará tu prestigio, energías y beneficios, haciendo descender tu lista de clientes.

¿Cómo proceder entonces?

Sí, tenemos varias respuestas. Pero antes de ello, valga una breve revisión de la historia del masaje, sus bases, desarrollo y objetivos, para entenderlo perfectamente.

El origen e historia del masaje

La palabra masaje viene del árabe "mas'h" que significa tocar o amasar. Existen escritos chinos de más de 4.000 años de antigüedad en que ya se citada el masaje y algunos escritos posteriores afirmaban que friccionarse con la palma de la mano protege de los resfriados, hace que los órganos sean flexibles y previene pequeñas dolencias.

Durante años multitud de estudiosos, científicos y médicos se han interesado por la investigación del masaje y sus técnicas. Desde la Antigüedad hasta nuestros días hemos descubierto las múltiples ventajas que ofrece el masaje para la salud y el tratamiento de enfermedades tanto a nivel preventivo como terapéutico. De hecho, podríamos afirmar que el masaje es una de las técnicas estéticas más importantes, eficaces y versátiles actualmente. Desde China a Egipto, pasando por la India y sin olvidar la época griega y romana, la técnica del masaje ha formado parte del interés de científicos y médicos.

El Imperio Árabe, la Antigua China, la Grecia Clásica, el Imperio Romano, la Edad Media, el Renacimiento, los siglos XVII y XVIII, Francia y el s. XIX, y por supuesto el XX y XXI han sido testigos e impulsores destacados de la Historia del Masaje. Quizá en sus primeros albores, ciertamente hedonista, el siglo XIX supuso el culmen del masaje concebido también como arma terapéutico. De hecho, es cuando el término “masaje” aparece realmente y se afianza en el mundo gracias al francés. Y no solamente Francia será quien bautice al masaje sino que también incluirá numerosas categorías en su estudio. Todo gracias también a que es en este siglo cuando la medicina y la cirugía alcanzan su época de mayor esplendor.

Numerosos investigadores, científicos y médicos, padres de lo que actualmente conocemos como la medicina moderna, serán los encargados en dicha centuria de sentar las bases de nuestros conocimientos actuales. Es la época del auge de los balnearios, las termas y todo lo relacionado con este campo, caso de la hidroterapia, el masaje y el ejercicio físico.

Los masajes más populares

Llegados aquí, los masajes más demandados por la población en general son 10, según coinciden varias clasificaciones.

Masaje sueco.
El masaje sueco es, sin lugar a dudas, el más utilizado en todas partes del mundo: es el masaje de relajación básico. Consiste en cinco movimientos principales -effleurage, petrissage, tapotement, fricción y vibración-. Estos masajes relajan y eliminan la tensión muscular, mejoran la circulación sanguínea y linfática.

Masaje del tejido profundo.
Este masaje se refiere a un conjunto de varias técnicas utilizadas para acceder a las capas más profundas del tejido muscular y la fascia. Se utiliza para reducir el dolor y la inflamación, así como para rehabilitar lesiones. Se puede combinar con otros tipos de masajes, y aunque puede ser doloroso, no tiene que serlo necesariamente.

Terapia de puntos.
La terapia de puntos busca nudos fibrosos dolorosos en los músculos y el tejido conectivo, permitiendo aliviar todo tipo de dolor, incluso en zonas que no sean en la espalda. Puede ser doloroso y suele combinarse con otros tipos de terapias de masaje.

Masaje deportivo.
El masaje deportivo se utiliza antes y después de practicar un deporte para calentar y aflojar los músculos. También para rehabilitarse de lesiones, mejorar el rendimiento y la flexibilidad y mejorar el balance muscular.

Masaje prenatal.
El masaje prenatal ayuda a aliviar la incomodidad producida por el embarazo. Si recibimos masajes a menudo durante el embarazo, probablemente el parto sea mucho más fácil. Luego del nacimiento, ayudan a equilibrar el cuerpo de la nueva madre y a cuidar mejor de su bebé.

Masaje de aromaterapia.
Esta terapia combina la aromaterapia y los masajes, dos tratamientos muy antiguos. En este masaje, los aceites esenciales son incluidos para masajear la piel, dejando el aroma en el aire. Esto nos permite aliviar aún más la tensión, reducir el dolor y la inflamación, mejorar el humor, mejorar la digestión y evitar la congestión nasal.

Masaje con piedras calientes.
Se suelen utilizar basaltos calientes para este masaje, que es uno de los más relajantes y sedantes. Es una gran opción para aquellas personas que padecen de insomnio y músculos muy contracturados.

Reflexología en los pies.
La reflexología está basada en la teoría de que a cada zona del pie le corresponde una zona del cuerpo, por lo que generando presión en estos puntos específicos podremos hacer un reflejo en los órganos internos que tienen un problema. También puede practicarse en los puntos reflejos de las manos y las orejas.

El paso de una zona del cuerpo a otra durante el masaje a veces es demasiado abrupta y rompe el ritmo. Cada maniobra que compone un masaje debe hacerse bien y procurar el mismo objetivo, y de forma elegante.

Shiatsu.
El shiatsu es una forma de acupresión japonesa, que significa “presión de los dedos”, y suele practicarse en el suelo. Se presionan determinados puntos de energía a lo largo de los meridianos para balancear el ki. Debemos tener en cuenta que en estos tipos de masajes la respiración es una parte fundamental para absorber todos los beneficios.

Masaje Thai.
Este tipo de masaje se lleva a cabo desde hace 2.500 años, y también se hace en el suelo. Combina suaves compresiones rítmicas a lo largo de los flujos de energía llamados sen, además de posiciones de yoga.

Todos ellos, como verás, y por supuesto conoces, hacen del contacto su arma fundamental. Pero, y como decíamos al principio, aparte de tu habilidad... ¿Qué hago? ¿Me voy de la cabina o no me voy? ¿Toco durante todo el tiempo del masaje al cliente sin despegarme? Y si paro o salgo, ¿cómo continúo mi relación con el cliente? ¿Cómo he de proceder para asegurar el absoluto relax?

6 reglas para un masaje de éxito manteniendo el contacto

Toma nota y sigue las recomendaciones:

El falso final.
Si durante unos segundos, ya no estás en contacto con tu cliente durante el masaje, puede creer que éste es el final del mismo y abrir los ojos. Es cierto. Si no conoce tu protocolo de memoria, puede imaginar, cuando ya no tienes su mano sobre él, que el masaje ha terminado. Así que mejor permanecer el tiempo completo del masaje junto a él haciendo posible que él interiorice nuestra presencia, y si salimos de la cabina, sin que se note.

Las transiciones.
El paso de una zona del cuerpo a otra durante el masaje a veces es demasiado abrupta y rompe el ritmo. Cada maniobra que compone un masaje debe hacerse bien y procurar el mismo objetivo, y de forma elegante. Por la belleza del gesto, en sí mismo, también se consigue el relax. Un gesto abrupto lo comprometerá todo.

El silencio es parte de la música.
Regresamos al principio, aunque tus manos ya no estén posadas sobre el cuerpo, al igual que le ocurre al pianista, sin embargo la sensación es que el masaje/la música no cesa.
La sensación del tacto de una persona puede durar más allá del contacto de la mano del masajista. El contacto físico ya no existe, pero el contacto con la energía permanece. Y eso es lo más importante.

Existen escritos chinos de más de 4.000 años de antigüedad en que ya se citaba el masaje y algunos escritos posteriores afirmaban que friccionarse con la palma de la mano protege de los resfriados, hace que los órganos sean flexibles y previene pequeñas dolencias.

El poder de la intención.
Efectivamente, ya hemos visto que el contacto manual puede y en ocasiones ha de detenerse durante el masaje. Entonces, el contacto ya no importa, es la intención la que tiene prioridad. Pura intención y atención sostenida. Juntos, terapeuta y cliente tejen el vínculo de la energía que enmarca, desarrolla y potencia el masaje, independientemente de las interrupciones físicas. Siempre y cuando mantengas una presencia impecable, conseguirás que tu cliente continúe en un perfecto estado de relajación, independientemente de las pausas en el procedimiento. Masajea el espacio mientras masajeas el cuerpo.

Mantén su atención.
Contacto sí, pero no necesariamente y todo el tiempo físico, habrás concluido ya. Un consejo: cuando tienes que ir de un extremo del cuerpo al otro durante un masaje, de la cabeza a los pies por ejemplo, en lugar de dejar que una mano se arrastre a lo largo de toda la longitud, frota tus dos manos una contra la otra mientras te mueves. Por un lado, tu cliente, en primer lugar, sabrá que el masaje no está terminado, y en segundo lugar, seguirá sin esfuerzo, escuchando quedo y relajado tu movimiento. Como resultado, permanecerá en su estado de relajación sin abrir los ojos y no se sentirá abandonado. Durante todos tus masajes, mantén una presencia bien establecida, una atención envolvente, una intención amortiguada, y te librarás de la fractura producida por lo inesperado y la rotura del no contacto.

Una asimetría desafortunada.
Es común durante las maniobras del masaje que ambas manos sean llevadas de vuelta a la posición inicial una tras otra en el rostro, de adentro hacia afuera. El movimiento se vuelve asimétrico y desequilibrado, en una de las áreas más sensibles del cuerpo, la cara. Lo deberás hacer, hayas aprendido lo que hayas aprendido, de forma simétrica, el movimiento que asegura la concentración, la quietud y el relajamiento...

Y hasta aquí, una historia de contacto, la del masaje, una terapia milenaria que resiste contra vientos y mareas.

 
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