Cosmética Genómica: un cosmético para cada ADN
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En la sociedad occidental de hoy en día, una de las características más valoradas es la individualidad, tanto en las personas que se diferencian y destacan sobre el grupo con ello, como en los objetos de consumo común, que cada vez son más personalizados para adaptarse a los gustos y necesidades de cada uno. Esta creación de productos únicos no resulta sencilla ni barata a nivel de fabricación, pero de cara al marketing supone una presentación muy atractiva para los posibles clientes.
Lo último en personalización de productos es la adaptación de la fórmula de los mismos tras un análisis del ADN del cliente. Ya hemos visto esta técnica en la nutrigenética, con la que se consiguen crear dietas personalizadas con los alimentos que mejor van a reaccionar con el metabolismo del cliente. Ahora también está empezando a implantarse la cosmética genómica, una técnica que analiza los factores genéticos que provocan el envejecimiento de la piel de cada individuo para poder crear un cosmético único con el que contrarrestarlos.
El importante papel de la genética
El estado de la piel y la velocidad de su envejecimiento dependen de muchos factores, como el medio ambiente, la nutrición y otros hábitos de vida. Pero el principal factor que determina el envejecimiento cutáneo, hasta en un 60%, son los condicionantes genéticos.
En el ADN de cada individuo viene marcado, desde su nacimiento, muchas de las características de la piel que le acompañarán durante toda su vida: la pigmentación, la elasticidad, su resistencia a los rayos solares, la rapidez de su oxidación, etc. Por lo tanto, un análisis genético que estudie estos marcadores junto al estilo de vida de la persona, facilita la tarea de encontrar el cosmético perfecto, creando una fórmula personalizada que ataca directamente los puntos problemáticos con mayor efectividad.
Un proceso personalizado
Empresas como Prima-Derm o Genocosmetics Lab ya comercializan packs preparados para crear estos cosméticos personalizados para el ADN de cada cliente. El proceso a seguir es el siguiente:
- Con una muestra de saliva o de mucosa bucal, un experto analiza las distintas variaciones genéticas específicas para el envejecimiento de la piel.
- Los resultados genéticos se cruzan con los datos recogidos en una encuesta sobre los hábitos de vida del individuo, como su alimentación, el lugar en el que vive, la cantidad de deporte que realiza, las horas que pasa al sol, etc.
- Ya en el laboratorio, todos los datos recogidos son estudiados para descubrir la predisposición al envejecimiento cutáneo y la susceptibilidad de respuesta de la piel a cada ingrediente, buscando aquellos que vayan a resultar más efectivos.
- Una vez completado el estudio, se crea el producto (crema, sérum, contorno de ojos, etc.) personalizado para el cliente, listo para ser utilizado.
El coste de estos tratamientos suele ser bastante elevado, debido a los numerosos estudios a realizar y la necesidad de fabricar un producto de manera prácticamente artesanal, en lugar de fabricar grandes cantidades genéricas de manera industrial. Sin embargo, una vez realizados los análisis ya no es necesario repetirlos, por lo que el coste de creación del producto disminuye en sucesivas veces. Además, con el paso del tiempo, parece seguro que los avances tecnológicos permitirán simplificar el proceso y abaratar costes, llegando algún día a una cosmética personalizada para todo el mundo.
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