En pro de lo natural y de aportar siempre los mejores beneficios para la piel del usuario, la cosmética biológica integra sustancias que tienen una mayor afinidad con la composición bioquímica de nuestra piel. Es más, muchas pieles algo sensibles requieren de este tipo de cosmética por contar con una combinación de ingredientes que no incorporan principios activos procedentes de animales, sólo biológicos.

Orígenes de la cosmética biológica

Hablar de estos cosméticos no es nada nuevo. En realidad, data de hace siglos, cuando ya en el Antiguo Egipto se realizaban muchas prácticas de belleza utilizando las plantas y los aceites esenciales para cuidar la piel, y en América, diversas civilizaciones, como los aztecas, hacían maquillaje de pigmentos de plantas. Luego, en la época del renacimiento este tipo de productos también tuvo su importancia, pues era en los conventos y monasterios donde los monjes creaban perfumes y jabones de aceites naturales, hasta llegar a nuestros días, donde la belleza interior y exterior van de la mano para ofrecer un bienestar lo más natural posible.

Propiedades y principios

La finalidad de esta cosmética es doble porque respeta la piel y el medio ambiente. Para que un cosmético sea biológico debe contener una serie de principios y sustancias, y proteger el medio ambiente desde que se fabrica, pasando por su producción, embalaje y venta. Además, debe contar con un sello de calidad en el envase de cada producto que certifica su calidad biológica.

En este sentido, una de las problemáticas del sector es la falta de legislación específica, a nivel internacional, y hay una especie de confrontación entre los distintos sellos certificadores. Por lo que el sector pide una certificación que pueda unificar criterios.

Para que un cosmético sea biológico debe contener una serie de principios y sustancias, y proteger el medio ambiente desde que se fabrica, pasando por su producción, embalaje y venta.

Una de las propiedades más destacadas de tales cosméticos es que para elaborarlos no se pueden utilizar materias primas de animales (menos la cera de abeja y la lanolina), de manera que siempre se utilizan excipientes naturales, concretamente deben estar hechos con al menos un 90% de ingredientes naturales, principalmente de plantas. Son productos sin aceites ni perfumes sintéticos, siliconas, colorantes, y no pueden ser probados sobre animales. Llevan activos vegetales en cuyos cultivos no se han utilizado pesticidas ni abonos químicos.

También deben garantizar que al elaborarlos no se han usado procesos tecnológicos poco recomendables, como puede ser la utilización de organismos modificados genéticamente (OGM), la nanotecnología o la irradiación.

Ventajas de la Cosmética Biológica

Como hemos indicado anteriormente, estos cosméticos se adaptan mejor a la piel de cada individuo y suelen regenerar la piel de forma eficaz. El efecto es también más suave que otro tipo de cosmética y está especialmente indicada para las pieles sensibles, al no provocar reacciones alérgicas gracias a no presentar conservantes ni compuestos químicos, entre otros.

Los cambios sobre la piel pueden verse en un plazo de entre 2 y 4 semanas. A diferencia de otros cosméticos, es posible que los resultados no sean inmediatos, pero serán para siempre, pues la piel se trabaja desde el interior y la reparación del cutis será desde las capas más internas. Estos productos aportan una depuración de toxinas sin igual y dejan una piel más suave y limpia. Además de poder identificar a estos cosméticos rápidamente gracias a los sellos de certificación, hay que destacar que su aroma no es nada fuerte, más bien suave y floral.

Es posible que con los cosméticos biológicos los resultados no sean inmediatos, pero serán para siempre, pues la piel se trabaja desde el interior y la reparación del cutis será desde las capas más internas.

Si bien su caducidad es menor que la de las grandes marcas, siempre se informa del origen de sus componentes. En sus aplicaciones, los geles, cremas y otros biológicos suelen ser aptos para toda clase de pieles, edades y también sexo, pues además aportan un nivel de hidratación máximo gracias a esta acción regeneradora tan eficaz. La rápida absorción sobre la piel es otra de sus ventajas.

Al estar elaborados con productos naturales, especialmente esencias, actúan sobre la epidermis mejorando su textura e intensificando la renovación celular. Entre los aceites esenciales encontramos el jazmín, el eucaliptus o el sándalo. Aplicados sobre el cabello, este gana en elasticidad, naturalidad y volumen gracias a los ingredientes que llevan los champús bio, como la miel, la caléndula o la cerveza de Logona.

Cuando hablamos de cosméticos estamos también incluyendo al maquillaje, pues el biológico es también uno de los que más se va a utilizar en el futuro. Al ser los ojos una de las zonas más sensibles, los lápices de ojos bio protegen esta parte sin utilizar fibras sintéticas, parafinas, siliconas ni perfumes dañinos. El maquillaje está formulado con plantas medicinales y los encontramos en forma de lápices de ojos, barras de labios, correctores, etc. de manera que no sólo embellecen nuestro rostro, sino que, a la vez, lo cuidan nutriendo e hidratando la piel.









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