Desde sus comienzos, en 1973, Carmen Navarro se enfrentó a un mundo en el que la mujer no solía trabajar, y donde las reivindicaciones de igualdad eran escasas, incluso desconocidas. Casi 50 años después, sigue al pie del cañón, siendo una de las grandes figuras del sector de la estética en España. Por sus logros y dedicación al trabajo, la 'Coco Chanel' de la belleza.

A pesar de todas las crisis a las que su negocio se ha enfrentado a lo largo de los años, es ahora cuando le ha tocado hacerlo superando el reto más difícil: mantener a sus equipos y seguir ofreciendo lo mejor a sus clientes a pesar del coronavirus.

A colación de la pandemia, y resonando todavía los ecos de un Día Internacional de la Mujer atípico, hoy no hemos querido desaprovechar la oportunidad de volver a hablar con Carmen -no es la primera vez ni queremos que sea la última que lo hacemos-, acerca de cómo está sorteando esta situación y cuál es su papel, como fémina al frente de su empresa. Una empresa de éxito y decana que cuenta con varios centros de primera repartidos no solo en Madrid sino en otras ciudades de España, caso de Sevilla y Valencia.

Ahora también hay que estar muy atentos a cómo nos comunicamos con el exterior. Y para eso hay que rodearse de profesionales que te guíen y vayan de la mano contigo.

Beauty Market: Después de 48 años en la profesión, ¿cómo ha conseguido seguir siendo un referente en el sector?
Carmen Navarro: Creo que el secreto para cualquier profesional es amar lo que hace y a mí me apasiona. La pasión y la constancia han sido y son claves en mi día a día. Cualquier obstáculo que aparezca en el camino resulta mucho más fácil de solucionar cuando lo que haces, a lo que dedicas la gran parte de tu jornada, te hace feliz.

B.M.: ¿Qué tiene planeado para el negocio en un próximo futuro?
C.N.: Lo más importante es seguir avanzando, innovando, siempre mirando hacia delante. Y continuar siempre en la búsqueda de la excelencia. Con la etapa que nos está tocando vivir hay que agradecer cada día que nuestros clientes sigan cruzando el umbral de nuestra puerta y que se pongan en nuestras manos. No hay mejor plan que el de seguir ofreciéndoles lo mejor y haciéndoles sentir únicos.

B.M.: ¿A raíz de la pandemia, han tenido más demanda? ¿Nota en sus clientes el efecto de la pandemia y confinamiento?
C.N.: Hemos notado que curiosamente hay mucha demanda de corporales. Al principio, por el tiempo que hemos pasado en casa (en el que a veces se ha descuidado la rutina de limpieza diaria y la ausencia de tratamientos en cabina) el maskné, el acné causado por el roce constante de las mascarilla fue un boom. Además las pieles estaban más deshidratadas de lo normal y como solo se nos ven los ojos, hubo también un auge de los tratamientos dedicados a esta zona, a tratar bolsas, ojeras, patitas de gallo.
Ahora que se acerca el buen tiempo y que miramos con optimismo el futuro, todos los tratamientos corporales han tenido un aumento espectacular. Necesitamos vernos bien, tener una ilusión.

Lo más importante es seguir avanzando, innovando, siempre mirando hacia delante. Y continuar siempre en la búsqueda de la excelencia.

B.M.: ¿Hay alguna tendencia que prevé en un futuro próximo?
C.N.: Creo que mientras sigamos en esta etapa empleando las mascarillas, serán clave los tratamientos a base de oxígeno. Las pieles están asfixiadas, a falta de oxigenación. Necesitamos recuperar su vitalidad e hidratación perdidas, y por eso se infusiona con principios activos que regeneran y restauran. Es el reseteo perfecto que nuestra piel necesita.

B.M.: ¿Cómo ha cambiado el día a día de su trabajo esta crisis?
C.N.: La principal preocupación de Carmen Navarro es preservar la salud de nuestros clientes y de nuestros equipos profesionales. Por eso hemos adoptado todas las medidas de seguridad que, en una época como la que nos ha tocado vivir, cobran especial importancia. De hecho, desde la reapertura de los centros tras el confinamiento, son muchos los clientes que han vuelto y que siguen haciéndolo cada semana porque, nos insisten, se sienten seguros.

B.M.: ¿Cómo consigue transmitir seguridad a sus clientes?
C.N.: Adaptamos todas las medidas de seguridad que garantizan su estancia en nuestro centros: máquinas de ozono para la desinfección de los centros y batas desechables que las esteticistas se colocan sobre sus uniformes para incrementar la seguridad, además del uso de mascarillas y guantes, felpudo en la entrada con gel desinfectante…

Creo que el secreto para cualquier profesional es amar lo que hace y a mí me apasiona. La pasión y la constancia han sido y son claves en mi día a día.

B.M.: ¿Puede describirnos cuál es el protocolo de higiene y desinfección?
C.N.: Las medidas que afectan directamente al trato con el cliente se inician con un cuestionario que también se puede realizar on-line. Según el resultado de dicho cuestionario se procede o no a agendar la cita y a realizar el diagnóstico. Se toma la temperatura con un termómetro láser y si no hay fiebre se rocían las manos con gel desinfectante y se acompaña a cabina. Su ropa y su bolso se guarda aislada de la de otros clientes protegida con un plástico o funda para ropa. Durante la estancia en el local se mantiene una distancia de seguridad entre clientes de entre metro y medio y dos metros. Acompañándoles lo antes posible a su cabina y evitando permanecer en espacios compartidos. En la entrada del local se cuenta, además con una alfombrilla con líquido desinfectante para limpiar el calzado al entrar. Se elimina la colocación de prensa y revistas y se instala una mampara de separación en la mesa de recepción. Se sustituye la conformidad de tratamientos por papel y todas las gestiones se realizan con guantes.
Por supuesto, antes de incorporar a nuestras profesionales de nuevo al equipo, se someten a las pruebas que confirman que se encuentran en perfecto estado de salud y libres de coronavirus.
En cabina, entre cliente y cliente se desinfecta todo lo que haya estado en contacto con el cliente: sillones, TPV, pomo de la puerta, mesa recepción...
Las esteticistas emplean batas desechables que se colocarán sobre sus uniformes para incrementar la seguridad. El uso de los guantes es obligatorio, deben cambiarse para atender a cada una de las clientes. Si no fuera posible su utilización (en masaje manual) se recomienda el lavado constante de las manos complementado con un gel desinfectante (no higienizante). Se desinfecta todo el material entre uso y uso: manípulos, piedras, espátulas, botes, etc. Esto debe hacerse con líquido desinfectante y esterilización, para eliminar tanto las bacterias como los virus.

B.M.: ¿Fue más difícil implantarse en la España de 1973, con sus circunstancias sociales, o lo es mantenerse hoy en primera línea, con la amplia competencia existente?
C.N.: Es más difícil mantenerse. En aquel momento no era consciente de estar creando lo que hoy es una realidad. Siempre fui poco a poco. En España no existía nada parecido, solo había pequeños centros de estética o salones de peluquería que incorporaban algunos servicios de estética. Pero cuando comencé dando masajes y desarrollé este concepto de bienestar holístico, no había nada parecido. Así que fui creciendo sin ser consciente de hacerlo. Por eso siento que es más difícil mantenerse. Ahora hay muchos factores que debemos tener en cuenta al margen de seguir formando equipos y preservar nuestra esencia. No basta con mantener la excelencia dentro de los centros. Ahora también hay que estar muy atentos a cómo nos comunicamos con el exterior. Y para eso hay que rodearse de profesionales que te guíen y vayan de la mano contigo. La comunicación se ha convertido en un puntal clave de nuestros centros.

B.M.: ¿Qué quiere ser de mayor, Carmen?
C.N.: Quiero seguir siendo Carmen Navarro y vivir en paz y armonía, tan necesarias para encontrar el equilibrio.









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