Todo comenzó en una peluquería de la calle Muntaner. Allá por 1960, cuando el joven Raffel Pages se encontraba en Carita de París, su padre y su hermano decidieron hacer reformas en su negocio. Fue entonces cuando, por primera vez, el famoso peluquero catalán pidió a sus progenitores que conservaran dos piezas antiguas que había en el salón.

Actualmente, después de casi 50 años, parte de su colección (700-800 piezas) está ubicada en el Museo Raffel Pages de Rambla Catalunya, 99. Y es que Raffel posee unas 5.000 antigüedades del mundo de la peluquería. Su afición por el coleccionismo de todo tipo le ha llevado a dedicar parte de su vida a perseguir todo lo relacionado con la historia de la peluquería. Su objetivo principal es muy claro: “Tradicionalmente, los peluqueros, a diferencia de otros oficios, no conocen su historia. Yo sólo quiero aportar un plus cultural a nuestra profesión. Todos los oficios deben conocer su pasado”, afirma el peluquero.

Aunque actualmente la mayor parte de su labor está centrada en su colección, reconoce que no le resulta fácil y que su museo suscita más interés en los peluqueros extranjeros y en las academias de peluquería que entre los profesionales de nuestro país.

Beauty Market: Vista su gran afición, ¿si no hubiera sido peluquero, se hubiera decantado por el arte?
Raffel Pages: Podría haber sido posible, pero en realidad yo quería ser médico. Cuando acabé mis estudios, mi padre me aconsejó estudiar peluquería. A mí no me interesaba, pero me gustaban las mujeres y por eso empecé en este mundo.

B.M.: ¿Y cuál es el punto de inflexión en el que arranca su interés por el negocio?
R.P.: Cuando tenía 17 años realicé un diseño para el salón de las hermanas Carita en París. A Rosie le encantó y me sugirió que la acompañara a su salón. Allí estuve medio año, junto a los grandes profesionales de la moda del momento como Coco Chanel o Christian Dior, y supe que la peluquería en París era algo más que lo que había en el resto de Europa.

B.M.: Y en cuanto a su museo, ¿cuál es su pieza preferida?
R.P.: Sin duda, mi última adquisición: uno de los tres ejemplares que existen en el mundo de L'Art de la Coêffure de Legros de 1768, escrito en francés antiguo. He estado 20 años detrás de él.

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