Dulce y de mano pétrea, como las mujeres gallegas han sido y son, Luisa Miguez nos conquista.

Su voz pausada y gesto que lo abarca todo, profundo y hondo, encierra la sabiduría de años, inicios y transcursos de las décadas con una pasión y entrega férrea: la de la peluquería, a la postre "un estilo de vida", confiesa.

Y es que Luisa es en sí misma ejemplo y libro abierto, en el que consultar renglones y líneas, epifanía de la profesión que le ocupa, desvela y por la que lucha.

Al frente del Salón Jorge Rubín Gran Vía 3, en Vigo, ha conseguido inscribir su trayectoria con letras de oro en los libros y manuales que recogen y enumeran las reglas de la empresa, sin olvidarnos de citar los de estilo y recopilaciones acerca de cómo concebir al cliente, tratarlo y satisfacer sus necesidades más perentorias.

Luisa Miguez es en sí misma pura ciencia, recopilada a base de horas y jornadas, soles y ocasos. Y como tal, hoy nos concede esta entrevista, que más que eso es clase magistral para el aprendizaje y no dejarse caer en la desidia o el olvido, una 'masterclass' para, con los pies en el suelo, tocar el cielo y ceñirse de modo exclusivo, al éxito.

Y por eso y antes, no podemos hacer otra cosa que recomendarte que la leas y no te pierdas un ápice de todo aquello que dice y encierra...

Lo que más recuerdo y además marcó mi manera de trabajar y valorar a los clientes fueron las enseñanzas del señor Alfredo, él fue mi mentor. Tengo presentes muchos de sus consejos y manera de actuar. [...] Para él el cliente era lo primero y para mí lo sigue siendo. [...] Sin cliente satisfecho no hay negocio.

BEAUTY MARKET: ¿Imaginaste alguna vez dedicar una vida a la profesión de la peluquería?
LUISA MIGUEZ: Todo empezó por casualidad, sinceramente. En la peluquería Alfredo de Redondela necesitaban una aprendiz, Otero, el actual responsable de la zona de barbería en nuestro salón, el Salón Jorge Rubín Gran Vía, en Vigo, me lo presentó, y allí acudí. En ese momento comenzó lo que se convirtió en mi pasión por esta profesión. Aún recuerdo esta etapa de mi vida y lo feliz que fui (exclama).

B.M.: ¿Qué recuerdas con más cariño de tus inicios?
L.M.: Lo que más recuerdo y además marcó mi manera de trabajar y valorar a los clientes fueron las enseñanzas del señor Alfredo, él fue mi mentor. Tengo presentes muchos de sus consejos y manera de actuar. Él sí que era un enamorado de su oficio. Para él el cliente era lo primero y para mí lo sigue siendo. Después de todos estos años, el valor principal de mi salón. Sin cliente satisfecho no hay negocio.

B.M.: ¿Y qué es lo que ha significado la peluquería para Luisa?
L.M.: La peluquería para mí se convirtió en mi estilo de vida y una manera de ver la profesión con otra perspectiva. Tengo las ideas muy claras de lo que quiero y cómo lo puedo conseguir.

B.M.: ¿Cómo resumirías estas más de 3 décadas junto a I.C.O.N. y Jorge Rubín, artífice de la marca?
L.M.: Voy a resumir las 3 décadas en 3 etapas de mi vida. La primera, mi aprendizaje en Redondela donde construí la base de mi carrera profesional. Los primeros 10 años que me sirvieron para madurar y prepararme para el gran salto a Vigo. La segunda fue venir a Vigo e inaugurar el salón de Urzáiz 32. El cambio fue enorme, salir del pueblo y enfrentarme en pleno centro de Vigo a un público totalmente diferente, y además teníamos la misión de conquistar la ciudad y llegar a ser un salón destacado. En esta etapa, Jorge me guiaba y fui su mano derecha, manejando un equipo de 10 personas que fue creciendo con los años. Durante esta década empezó nuestra expansión en Vigo, llegando a tener 4 salones. También coincidió con los inicios de Jorge en el mundo de la distribución de productos y eso supuso para mí un crecimiento más rápido y mayor responsabilidad, ya que tenía que asumir la dirección del salón en los días que Jorge no estaba.
La 3ª etapa ya fue el gran salto al salón de mis sueños (la voz le reverbera al decirlo, expresa su pasión y alegría). Un local en pleno corazón de Vigo: Gran Vía 3, de 400 m2, dividido en áreas y con un equipo de 50 personas, ya que unificamos 2 salones en uno. Además este salón se convertía en el buque insignia de I.C.O.N., la compañía de Jorge. Y eso suponía doble responsabilidad: atender los clientes, manejar el equipo y recibir clientes de I.C.O.N. que venían a ver no sólo el salón sino nuestra manera de trabajar. Los primeros años fueron excitantes y a la vez estresantes, pero como me gustan los retos con el tiempo todo se superó y, a veces, si te soy sincera, echo de menos ese ritmo frenético.

Nuestro salón sigue la filosofía de I.C.O.N., por lo tanto lo denominamos un centro de cuidado integral del cabello [...]. Todo empieza cuando el cliente cruza la puerta, siempre tengo un diálogo con el/ella para saber por qué nos eligió y qué espera de nosotros, y a partir de ahí comienza su experiencia.

B.M.: ¿Quién es Jorge Rubín?
L.M.: Jorge es mi mentor y guía (responde veloz Luisa) ya que siempre estuvimos luchando por un sueño común. Él me enseñó a gestionar el salón, el equipo y la importancia del cliente, aunque esta parte ya la heredamos de su padre. Es un hombre con una visión clara de hacia dónde va el negocio de la peluquería. Para seguirle el paso tienes que estar muy pegado a él y no cuestionar nada de lo que dice ya que siempre sabe lo que hacer y cómo hacerlo. Juntos formamos un buen equipo, y yo sé lo que quiere y cómo conseguirlo. No es fácil trabajar con él si no lo sigues, ya que seguirle el paso requiere que estés siempre alerta a los cambios, y estos son cuando menos los esperas; él es inconformista y no te deja que te quedes en la zona de confort. Con él siempre tienes que estar en el pico, si no, lo pierdes, se va y te deja.

B.M.: ¿Cómo es un día habitual en tu vida Luisa?
L.M.: Me levanto temprano, necesito tiempo para mí, para activar cuerpo y mente; hago meditación... Es importante un buen desayuno... Y preparo mi look para comenzar mi día. Llego la primera para ir preparando todo. De camino al trabajo voy pensando cómo quiero que sea el día y lo visualizo, chequeo, superviso todo el salón para que todo esté perfecto para recibir a los clientes y que vivan una experiencia única desde el momento en que cruzan la puerta.

B.M.: ¿Si tuvieras que definir el salón que diriges, cómo lo harías?
L.M.: Nuestro salón sigue la filosofía de I.C.O.N., por lo tanto lo denominamos un centro de cuidado integral del cabello, donde no se realizan servicios clásicos de peluquería sino conceptos de cuidado de cabello. Todo empieza cuando el cliente cruza la puerta, siempre tengo un diálogo con el/ella para saber por qué nos eligió y qué espera de nosotros, y a partir de ahí comienza su experiencia. Primero en nuestro Touch Therapy le hacemos la preparación del cabello con tratamientos personalizados siguiendo los principios y protocolos de I.C.O.N. Sin un cabello tratado en profundidad no consigues un estilo bonito. Después le presentamos nuestro concepto de coloración siguiendo los mismos principios de colores libres de amoníaco para la cobertura de canas y naturales para matizar y dar brillo y textura. El mundo del color cambió y nosotros lo tenemos presente en nuestro salón. Finalmente le pasamos al área de corte y estilo y terminamos enseñando al cliente cómo tiene que peinarse en casa y cómo tiene que cuidar su cabello con nuestros productos, ya que sin un mantenimiento adecuado el cabello pierde su identidad y su forma rápidamente.

El viernes, antes de empezar a trabajar, realizamos la reunión semanal del equipo, el tema a tratar es la motivación y la consecución de objetivo en el fin de semana, que también trabajamos, ensalzando en aquello que somos buenos (nuestra identidad), y que sean conscientes de aquellas cosas que tenemos que mejorar.

B.M.: Sois un equipo de primera, Luisa.
L.M.: Sí (ríe), he de reconocerlo. Somos un equipo muy capacitado con muchos años de experiencia, la gente que lleva menos años conmigo ya lleva 10, así que imagina el nivel de profesionalidad, y todo ello bajo mi dirección y supervisión.

B.M.: ¿Cómo es en concreto tu labor a la hora de dirigir?
L.M.: Diariamente tengo una charla de 5 minutos con cada uno de los miembros de mi equipo para preparar el día y marcarle los puntos de enfoque con cada cliente. Y con las 2 concierge, definir el objetivo del día y los controles de cada 2 horas. Así logro que todo el mundo sepa dónde se tiene que enfocar. El viernes, antes de empezar a trabajar, realizamos la reunión semanal del equipo, el tema a tratar es la motivación y la consecución de objetivo en el fin de semana, que también trabajamos, ensalzando en aquello que somos buenos (nuestra identidad), y que sean conscientes de aquellas cosas que tenemos que mejorar. Es una reunión de no más de 30 minutos, con un mensaje claro de quiénes somos y lo que el cliente espera de nosotros.

B.M.: ¿Y cómo te has formado y reciclado y tu misma a lo largo de tu carrera?
L.M.: Como describí al principio, mi aprendizaje comenzó con el señor Alfredo, él me enseñó la base de la peluquería y a cortar el cabello al estilo de la vieja escuela. Luego, con el tiempo, amplié mi formación y a la vez la especialización en color, estilos, tendencias y técnicas de corte; todo, en diferentes ciudades: Madrid, Barcelona, Paris... Estuve en la escuela Dessange, en Londres, con Sassoon y Toni & Guy, y finalmente, ¡mi salto a Los Ángeles! Esta vez de la mano de Chiara, responsable, investigadora y creadora de I.C.O.N., ella es mi fuente de inspiración y la persona que me guía artísticamente y a nivel de tendencias.

En Jorge Rubín el cliente es el rey y el centro de atención. Todo lo hacemos por él y para él. Personalizamos desde el trato hasta cada cosa que le hacemos, intentando siempre que su experiencia sea memorable, yo me aseguro de que se cumplan los niveles de calidad establecidos y cuando surge algún problema busco la solución.

B.M.: ¿Y cómo educa el salón Jorge Rubín de Vigo de Gran Vía 3 a los peluqueros que acuden a visitar el salón por ser referente y ejemplo?
L.M.: La formación como tal la hacen en la Academia I.C.O.N. de Vigo. A nuestro salón vienen profesionales peluqueros de visita y, a veces, alguno pasa un día o dos con nosotros para inspirarse en nuestra filosofía y metodología.

B.M.: ¿Continúas viajando por el mundo en busca de la perfección?
L.M.: Como mínimo una vez al año hago un viaje de inspiración a diferentes ciudades y culturas. Acompaño a Chiara en muchos de sus viajes y eso me ayuda a entender y descubrir nuevas costumbres de los consumidores así como ver negocios de éxito y su fórmula para conseguirlo.

B.M.: ¿Cómo resumirías la atención al cliente que éste recibe en tu salón?
L.M.: En Jorge Rubín el cliente es el rey y el centro de atención. Todo lo hacemos por él y para él. Personalizamos desde el trato hasta cada cosa que le hacemos, intentando siempre que su experiencia sea memorable, yo me aseguro de que se cumplan los niveles de calidad establecidos y cuando surge algún problema busco la solución.

B.M.: ¿Qué lugar ocupa el tratamiento, el producto y el diagnóstico en el salón de peluquería?
L.M.: El tratamiento es la base fundamental de un cabello en perfecto estado y sin el cual un color nunca luciría igual de bello. El cuidado en casa del cabello requiere de un buen diagnóstico y el uso del Regimedy adecuado de la manera adecuada. Todo ello, si no tienes un equipo educado y entrenado no es posible, y los resultados no son los mismos, por eso la formación es fundamental en nuestra empresa.

B.M.: ¿Cuál es tu opinión, como ves a la peluquería española en general bajo tu experiencia y punto de vista?
L.M.: Cada vez que viajo fuera de nuestras fronteras me doy cuenta que la peluquería en España está en un nivel muy alto, tanto profesionalmente como en instalaciones de salones con diseño. Y eso me enorgullece como española (lo dice contenta, satisfecha). Hay que quitar ese complejo de que lo de fuera es mejor, la marca España en peluquería es un hecho y tenemos que potenciarla.

Cada vez que viajo fuera de nuestras fronteras me doy cuenta que la peluquería en España está en un nivel muy alto, tanto profesionalmente como en instalaciones de salones con diseño. Y eso me enorgullece como española. Hay que quitar ese complejo de que lo de fuera es mejor, la marca España en peluquería es un hecho y tenemos que potenciarla.

B.M.: ¿Qué le falta y qué le sobra a la peluquería?
L.M.: Tal vez a algunos salones y, sobre todo, dueños, les falta visión de negocio y adaptar su salón a los nuevos consumidores que demandan más un cabello sano y bello y menos, estilos muy de peluquería, y con esto creo que te respondo a lo que le sobra. El mundo cambió y la peluquería tiene que cambiar, el que no lo haga se quedará obsoleto porque no puedes afrontar nuevos tiempos con viejas costumbres.

B.M.: ¿Cómo es la relación con tu equipo y cómo se fideliza al mismo?
L.M.: Mi relación con el equipo es profesional y al mismo tiempo cercana. Ten en cuenta que llevamos muchos años trabajando juntos y, solamente con una mirada, ya saben lo que se espera de ellos y lo que tienen que hacer en cada momento. Todos trabajamos con objetivos y mi misión es ayudarlos a conseguirlos y asegurarme de que se cumplen.

B.M.: ¿Y cuál es tu relación con las redes sociales? ¿Qué aportan al profesional y al salón?
L.M.: Hoy en día la presencia on-line de nuestro negocio es un aspecto esencial e imprescindible para llegar a muchos usuarios, sin importar la ubicación. A través de las redes sociales mantenemos una atención personalizada con los clientes, damos a conocer nuestro salón y los trabajos que realizamos. Todo ello, junto con las reseñas que dejan los clientes de la visita al salón, nos permite darnos a conocer y posicionar nuestro negocio en el mundo digital haciendo que ganemos notoriedad y clientes nuevos.

B.M.: ¿Vendéis cosmética capilar en el salón físicamente y/o también través del canal on-line? ¿Cuáles son los resultados para el salón?
L.M.: Más del 90% de las ventas de producto se realizan en el salón. Asesoramos y educamos al cliente para que pueda mantener su cabello en casa aportando, con los productos adecuados, los ingredientes que necesita para que esté siempre perfecto. La venta on-line siempre está disponible para aquellos clientes que, entre visita y visita, necesitan comprar algún producto y le ofrecemos el servicio de enviárselo directamente a su casa. Por supuesto, ambos canales se complementan y son hoy en día necesarios.

Puede decirse que tengo mentalidad de empresaria desde que empecé mi profesión, ya que si trabajas o sigues a Jorge Rubín no puede ser de otra manera, él te inculca eso como lo más importante en un peluquero. Sin empresa no hay negocio y sin negocio no hay éxito.

B.M.: Un producto I.C.O.N. al que nunca renunciarías.
L.M.: Cure y Antidote, para mí son esenciales, Cure es una vitamina para el cabello que lo refuerza y Antidote trata el cabello aportándole fuerza y flexibilidad para crear formas en cualquier estilo, sin la base de estos dos productos no podría conseguir mis propios looks ni los de mis clientes.

B.M.: ¿Cuál es tu mejor cualidad como peluquera?
L.M.: Me considero una profesional que se enfoca en el cliente y que hace lo que tenga que hacer para que su experiencia en el salón sea mejor de lo que esperaba. Podría definirme como tenaz y constante (hace una pausa), orientada al objetivo.

B.M.: ¿Y cuál como empresaria?
L.M.: Puede decirse que tengo mentalidad de empresaria desde que empecé mi profesión, ya que si trabajas o sigues a Jorge Rubín no puede ser de otra manera, él te inculca eso como lo más importante en un peluquero. Sin empresa no hay negocio y sin negocio no hay éxito.

B.M.: ¿La peluquería es empresa? ¿Y si así fuera, qué lugar ocupa la faceta artística en este compendio?
L.M.: Las dos están ligadas y van de la mano. La empresa es la peluquería y lo que vendes son conceptos o servicios que tienen que estar presentados con creatividad, porque si no eres creativo no tienes mañana. Y cambio la palabra artístico por creativo, que creo tiene más futuro.









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