Flor Martín, al frente de Cortenovo Peluqueros, salón sito en la población de Foz, Lugo, tiene todos y cada uno de los rasgos de las mujeres gallegas, entregadas a sus tareas ya sea en el campo, con la hoz o el mar, como sus míticas mariscadoras de a pie o a flote... Sólidas, enraizadas, a la vez que dulces y misteriosas...

Flor es una mujer de toma de decisiones, segura, con las ideas claras... Pronto cumplirá cuatro décadas de profesión y un salón que dirige con mano férrea, pero no por autoritarismo, sino con raciocinio y mentalidad de empresa, dado el conocimiento y la sapiencia acumulada de estos años de profesión y entrega.

Y es que Flor Martín es una mujer sabia. Y si no, a las pruebas me remito, las que se suceden una tras otra en esta reveladora entrevista. Y que nos sirve de guía. La guía del éxito de una mujer peluquera hecha a sí misma.

En la vida hay que tener buenos y malos momentos, y cuando te caes, estos te centran y te devuelven a tu esencia, al lado humilde que todos llevamos dentro. De lo único que me arrepiento es de cosas que no hice cuando tuve la oportunidad de hacerlas.

BEAUTY MARKET: ¿Cuándo y por qué decides que tu profesión sea la peluquería?
FLOR MARTÍN: Lo mío no fue vocacional, cuando era joven nunca me planteé dedicarme a la peluquería. Fue casual, en un momento de mi vida, en la época en la cual estaba experimentando, decido echarle valor y entrar en una academia en A Coruña y probar. A medida que iban pasando los meses, siento que empiezo a formar parte de esta profesión y me siento orgullosa de formarme y pensar en el futuro como una profesional del sector. Me siento realizada y soy feliz aprendiendo haciendo lo que hago. Descubro la profesión. Es entonces cuando me doy cuenta de que la peluquería va a formar parte de mi vida.

B.M.: ¿Y cómo nace Cortenovo Peluqueros?
F.M.: A medida que iba terminando la formación en la academia, fui consciente de lo mucho que me quedaba por aprender y formarme para ser un profesional por la diversidad de técnicas a desarrollar, perfeccionar y aprender. Esto me llevó a plantearme que tenía que seguir educándome en diferentes academias, a más alto nivel. Había que apostar fuerte porque tenía muy claro que yo quería tener mi propio salón de peluquería, y para ello tenía que estar preparada. Así nació Cortenovo Peluqueros.

B.M.: Elegiste bien, entonces, Flor.
F.M.: No tengo ninguna duda, después de tres décadas, el salón Cortenovo es el lugar en el que más feliz estoy. Mi dedicación absoluta a mi trabajo es mi mayor motivación y la clave para transmitir mi pasión al cliente. Ser peluquera me aporta energía a la vez me que me realizo tanto en lo personal como en lo profesional, ayudo a las personas a ser felices y que se sientan bien consigo mismas. (Flor, toma aire para incidir en su siguiente frase) ¡Es muy gratificante hacer feliz a la gente!

B.M.: Tres décadas han pasado al frente de tu salón, Cortenovo en Foz, Lugo. ¿Qué ha sido lo mejor de la experiencia?
F.M.: Lo mejor de la experiencia ha sido encontrar una marca como I.C.O.N. que me ayudó a desarrollarme como profesional, a hacer crecer nuestro salón y a poder llegar a consolidar un concepto de Salón. Esto es lo que realmente marca la diferencia y aporta mucho valor a Cortenovo como peluquería.

B.M.:¿Qué es lo que, sin embargo, si es que lo hay, nunca volverías a hacer? ¿Y qué, al contrario, lo que repetirías con los ojos cerrados?
F.M.: Creo que soy la persona que soy por todas las decisiones que tomé. Sean acertadas o no. Si volviera hacia atrás, volvería a hacer las mismas cosas (ríe Flor, una mujer y profesional, segura de sí misma). No me arrepiento de nada de lo vivido hasta ahora, porque las malas experiencias no disfrutadas también me hicieron madurar y retomar el camino correcto.
En la vida hay que tener buenos y malos momentos, y cuando te caes, estos te centran y te devuelven a tu esencia, al lado humilde que todos llevamos dentro. De lo único que me arrepiento es de cosas que no hice cuando tuve la oportunidad de hacerlas.

Después de tres décadas, el salón Cortenovo es el lugar en el que más feliz estoy. Mi dedicación absoluta a mi trabajo es mi mayor motivación y la clave para transmitir mi pasión al cliente.

B.M.: ¿Cómo te has actualizado a lo largo de estos años?
F.M.: Como comentaba antes, en lo cual insisto, la peluquería es una profesión de formación continua, que requiere permanecer alerta y en continua evolución. Por eso nunca he dejado de actualizar cortes, color, estilo, etc., así como la metodología del Salón. Acudimos a formaciones actualizando permanentemente los conocimientos para nuestro salón, poniendo en práctica todas las técnicas. Me he inspirado en la moda y en lo comercial, y he seguido todas las tendencias. Todo este aprendizaje lo trabajamos y lo desarrollamos en equipo, juntas crecemos para crear un estándar de calidad para el salón.

B.M.: ¿Qué papel ocupa I.C.O.N. en el entrenamiento del peluquero?
F.M.: El peluquero encuentra en I.C.O.N. formación, y aprendizaje para su desarrollo y el crecimiento del Salón. Sus programas educativos están siempre actualizados y facilitan a nuestro equipo una educación y un refuerzo continuo de reciclaje. Esto nos ayuda a crecer y a crear equipos más sólidos. La comunicación y conocimientos de productos, así como la metodología nos permite desarrollar una mejor conexión y establecer un diálogo profesional con el cliente.

B.M.: ¿Flor, cómo es tu salón? ¿Cuál es la experiencia que ofrece al cliente?
F.M.: Mi salón es un salón amplio, con imagen de marca, con espacios cómodos y diferentes áreas definidas. Un lugar donde nuestros clientes vienen a relajarse y disfrutar de un momento de paz y bienestar. Nuestro equipo está cualificado, formado y enfocado para ofrecer una experiencia personalizada, resolviendo las necesidades individuales, ya que cada cliente es único. Nos centramos siempre en el concepto del cuidado del cabello, enfocándonos en el bienestar del cliente, en la salud y la belleza de su cabello. Nuestras 'Therapias' de tacto, el aroma de nuestros tratamientos y la cosmética que fusionamos, al masajear y envolverlo todo en el cabello y en el cuero cabelludo, creamos experiencias sensoriales únicas en el cliente.

B.M.: ¿Crees que es más difícil sacar un salón adelante como mujer que como hombre?
F.M.: No veo la diferencia entre ser hombre o mujer. Nunca lo llegué a considerar quizás porque me autodefino como una mujer fuerte. No creo en que los hombres lo tengan más fácil. Creo en la capacidad de las personas, en el compromiso con uno mismo y en los valores individuales. Hay que ser lo suficientemente valientes como para conocerse a uno mismo. Autoevaluarse y ser sinceros consigo mismos, con la finalidad de mejorar y así trabajar en los cambios personales y profesionales y sacar la mejor versión que llevas dentro para hacerte más fuerte e impulsar el crecimiento del negocio, del salón, ser muy constante y tener las ideas muy claras.

Las personas que trabajan en mi equipo, en este proyecto de salón, están totalmente implicadas en el desarrollo y el crecimiento. La conexión con ellas es total.

B.M.: ¿Cómo has conciliado vida familiar y laboral?
F.M.: Tuve muy claro siempre que quería ser madre joven, y nunca me planteé que mi maternidad fuera un obstáculo en mi vida profesional, y (exclama divertida), efectivamente, no lo fue. En esta profesión en la que dedicamos tantas horas, que nos ocupa en el salón así como en las formaciones y en viajes, hay que buscar la conciliación confiando y delegando en personas que te ayuden en casa y en el trabajo, en mi caso y en el plano personal tuve la gran suerte de disfrutar de una familia que estuvo siempre dispuesta a tenderme una mano. Al igual que tenemos personas que forman parte de nuestro equipo y en nuestros salones, pienso que de la misma forma tenemos también que delegar estas otras tareas. Esa fue mi conciliación.

B.M.: ¿Y cuál es la relación con tu equipo?
F.M.: Como dueña del salón tengo una responsabilidad hacia mi equipo y mi negocio que debo asumir cada día. Las personas que trabajan en mi equipo, en este proyecto de salón, están totalmente implicadas en el desarrollo y el crecimiento. La conexión con ellas es total. Las hago partícipes de todo lo que sucede en el salón. Me baso en una relación de transparencia y diálogo. Trabajamos codo con codo sintiéndome yo parte del equipo. De cara al cliente, trabajamos sin jerarquías y con una estructura plana en la que cada una de nosotras tiene su rol.

B.M.: El mejor cosmético capilar es aquel que...
F.M.: Aquel que tenga una buena tecnología e ingredientes. Un cosmético que sea de calidad, que cubra y responda a todas las necesidades y problemas del cabello, que tenga identidad propia, que use ingredientes naturales, orgánicos, derivados de la tierra y que esté en constante evolución.

B.M.: Un cosmético I.C.O.N. o tratamiento sin el que no podrías vivir.
F.M.: Cuando trabajas con una cosmética que con tecnología inteligente y que está pensada en las necesidades fundamentales del cabello, es difícil escoger un producto, pero (respira profundo y nos hace un guiño con los ojos) ¡me voy a mojar! Me quedo con uno: yo elijo Cure Spray por ser un tratamiento de fácil aplicación. Su tecnología de aplicación vaporiza su fina bruma sobre el cabello creando una rica textura suave. Es tan ligero que se funde en el cabello inmediatamente aportándole la fuerza y tratamiento que toda melena necesita. Cura, haciendo honor a su nombre, cualquier desequilibrio del cabello y lo repara. Es un imprescindible.

El peluquero encuentra en I.C.O.N. formación, y aprendizaje para su desarrollo y el crecimiento del Salón. Sus programas educativos están siempre actualizados y facilitan a nuestro equipo una educación y un refuerzo continuo de reciclaje.

B.M.: ¿Quién es Jorge Rubín? ¿Quién es y qué significa para Flor Martín?
F.M.: Muy buena pregunta... (se le ilumina la cara). Te podría decir que Jorge Rubín es un gran líder. También que es un visionario, excelente comunicador y creador de fórmulas y de desarrollo de negocio. Pero para mí significa mucho más que todo eso. Jorge Rubín es mi maestro y mi referente. Maestro es aquel que enseña lo que sabe aportando sus valores con disciplina y con pasión. Que cree en las personas por encima de todo, respetando y tratando a todos por un igual. Conocí a Jorge Rubín hace ya más de 25 años. Por entonces trabajaba para otra compañía, nos reunimos en un seminario de comunicación y fue la primera vez que le escuché hablar. Cuando salí de aquella sala y me puse a pensar en todo lo que transmitió y en su forma de comunicar..., pues bueno, lo supe. Primero vi en él que era una gran persona, y además, vi que todo lo que transmitía estaba lleno de valores, de respeto total y vocacional hacia la profesión.

B.M.: Un hombre líder, durante décadas.
F.M.: Sí, hoy te puedo decir que han pasado más de 25 años y él no cambió. Se mantiene fiel a sus inicios. Sigue transmitiendo su filosofía, sus valores en sus seminarios al peluquero donde trabaja con un proyecto de Salón y un modelo de negocio a seguir. Con su filosofía y proyecto de negocio Jorge Rubín sigue dirigiendo las velas a través del tiempo con una meta muy clara, llevar nuestra profesión a buen puerto. Jorge Rubín va más allá de transmitir solo la información. Él nos facilita el aprendizaje en cada uno de sus mensajes.

B.M.: Por cierto, Flor, ¿de la peluquería se puede vivir?
F.M.: Se puede vivir perfectamente. Es una profesión muy bonita, las mejores cosas llegan con mucha dedicación, cariño, constancia. Es una muy buena oportunidad de negocio, es un sector necesario, que siempre está de moda, pero requiere mucha dedicación y profesionalización ya que hoy en día muchas personas piensan que ser peluquero es muy fácil y se aprende en redes sociales. Los peluqueros tenemos que tener un compromiso con nuestra profesión y debemos respetarla y eso significa tener mucha pasión por lo que hacemos y no dejar de formarnos nunca.

B.M.: ¿Te interesan los concursos y competiciones de peluquería?
F.M.: Como profesional del sector que soy, respeto todo tipo de actividad y competitividad, pero personalmente nunca me sentí atraída por este tipo de eventos. Ni a pequeña ni a gran escala. Sí respeto y valoro el crecimiento personal a nivel individual que puede aportar este tipo de actividades. Pero para mí lo más motivante es el reto de superación. Competir conmigo misma me motiva a mi propia competencia a nivel personal y a mi propio reto. Sacar la mejor versión de uno mismo te ayuda a crecer y a reinventarte. Mi competición empieza cada día cuando abro la puerta del salón y me pongo a trabajar.

Para mí lo más motivante es el reto de superación. Competir conmigo misma me motiva a mi propia competencia a nivel personal y a mi propio reto. Sacar la mejor versión de uno mismo te ayuda a crecer y a reinventarte.

B.M.: ¿Cuál es tu relación con las redes sociales y qué opinas de ellas?
F.M.: Creo que las redes sociales son un escaparate para dar a conocer nuestros salones y el trabajo que realizamos a diario en ellos, tanto para nuestros clientes como para aquellos que todavía no lo son. Gracias a las redes sociales, pueden llegar a conocernos personas que no pasean por nuestras calles, y nos permiten crecer como negocio.

B.M.: ¿Cómo va a ser la peluquería del futuro?
F.M.: La peluquería del futuro va a traspasar las paredes de nuestros salones. Llegaremos a nuestros clientes a través de los dispositivos móviles y podremos dar un trato personalizado a distancia. Estaremos en constante comunicación con nuestros clientes para asesorarles y cuidar de su cabello. Aunque nos digitalicemos, no creo que el cliente deje de acudir a nuestro salón para realizarse los servicios básicos de peluquería. Entramos en la era de la digitalización y éste también es el futuro de nuestro sector. La peluquería está en plena transformación digital.

B.M.: El secreto de la permanencia en peluquería.
F.M.: Trabajo y más trabajo, no me cansaré nunca de repetirlo y de hacerlo, ser constante, amar lo que haces y no rendirse nunca.

B.M.: Tu mejor cualidad como peluquera, Flor.
F.M.: Soy una persona que tengo un alto sentido de la responsabilidad, creativa con todo lo que hago, desarrollo la metodología pura en cada trabajo que realizo y nunca me doy por vencida. No soy conformista, por eso busco la perfección o la excelencia en cada trabajo que hago. Cada día que entro en el salón es un nuevo día, busco la inspiración pensando en cómo puedo mejorar a cada minuto y reinventarme (ha dicho).









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