En 1919 Anthony Mancinelli emigró de Montemilone, Italia, a Nueva York, donde se convirtió en peluquero, oficio que ha desempeñado por casi un siglo. A sus 107 años no ha dejado de trabajar un solo día como barbero. Longevidad extrema y sorprendente, así como fuerza vital, del mismo modo asombrosa, que le distingue para continuar, a sus ya casi 108 años los cuales cumplirá dentro de pocos meses, al frente de peines y tijeras.

Si te paras, estás muerto

Mancinelli tiene una peluquería llamada Fantastic Cuts en el estado de Nueva York, al noreste de Estados Unidos.
En marzo, Mancinelli cumplirá 108 años, edad a la que ha llegado "a través de trabajo y dedicación".
Su máxima y lema, y quizá el amuleto para su longevidad y pasión por su trabajo: "No dejes de trabajar. Mantente ocupado. Algunos se retiran demasiado pronto y envejecen rápidamente".

A pesar de llevar décadas haciendo lo mismo todos los días, y ni siquiera plantearse dejar de hacerlo, Mancinelli dice estar "muy contento de continuar siendo un peluquero".
Vive solo y aún conduce, "me lo exige mi trabajo", entre guiña los ojos.
Ha batido todos los récords, desde luego. Hace poco, el Libro Guinness de Récords lo reconoció como el peluquero más viejo aún activo en el mundo.
Curiosamente, el libro y derechos que pertenecen a otro casi centenario famoso y multimillonario del que ya hemos hablado en nuestras páginas, Jim Pattison, uno de los hombres más ricos del mundo, que con 90 años recorre Canadá para visitar y dirigir con puño firme sus múltiples empresas y oficinas.

Y es que en esto de la longevidad, parece estar también incluido el gen del esfuerzo. El barbero Mancinelli asegura que para él lo importante es continuar trabajando, ya que cuando llegó a Estados Unidos hace casi un siglo, lo hizo con un objetivo: "esforzarme todos los días para ayudar a mi familia". De ahí su viaje, como otros miles, del viejo al nuevo continente.

¿Planes de retiro? ¡Ninguno! "Seguiré haciendo lo mismo que he hecho el último siglo, los últimos cien años".









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