Tratado sobre contaminación plástica: ¿Qué está en juego en las conversaciones de Busan?
Los países deciden en Busan cómo frenar la contaminación plástica, entre limitar su producción o centrarse en los residuos
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Este pasado lunes 25 de noviembre se inauguró la quinta y última ronda de conversaciones para un tratado destinado a poner fin a la contaminación por plásticos, apenas un día después de la caótica COP29 en Bakú, Azerbaiyán. Los 178 países participantes tienen una semana para culminar dos años de negociaciones. Sin embargo, persisten profundas divisiones sobre si el acuerdo debería limitar la producción de plásticos y ciertos químicos, y si el tratado debería adoptarse por voto mayoritario o por consenso.
"Esta conferencia trata de mucho más que redactar un tratado internacional", afirmó el diplomático ecuatoriano y presidente de las negociaciones, Luis Vayas Valdivieso, en la sesión inaugural en Busan, Corea del Sur. "Se trata de que la humanidad responda a un desafío existencial".
Temas controvertidos
Los países negociadores deben acordar si el tratado impondrá límites a la producción de plástico, la posible prohibición de químicos considerados tóxicos para la salud humana, y cómo se financiará su implementación.
La contaminación por plásticos es tan ubicua que se ha encontrado en nubes, las fosas oceánicas más profundas e incluso en el cerebro y la leche materna humana. Aunque casi todos coinciden en que es un problema, hay menos consenso sobre cómo solucionarlo. "Existen diferencias reales en algunos elementos clave", reconoció el domingo Inger Andersen, jefa del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). "Creo que podemos lograrlo, pero será necesario que todos cedan un poco", añadió.
Prácticamente no se recicla
En 2019, el mundo produjo alrededor de 460 millones de toneladas de plástico, el doble que en el año 2000, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Se espera que la producción se duplique para 2040 y se triplique para 2060.
Más del 90% del plástico no se recicla, y más de 20 millones de toneladas terminan en el medio ambiente, muchas veces tras solo unos minutos de uso. Además, el plástico representa alrededor del 3% de las emisiones globales, principalmente debido a su producción a partir de combustibles fósiles.
¿Límite a la producción o a los residuos?
En Busan, las posturas están divididas. Algunos países, incluyendo la llamada Coalición de Alta Ambición (HAC, por sus siglas en inglés), compuesta por naciones de África, Asia y Europa, quieren abordar el "ciclo de vida completo" del plástico: limitar su producción, rediseñar productos para su reutilización y reciclaje, y gestionar los residuos.
En el lado opuesto están países, en su mayoría productores de petróleo como Arabia Saudita y Rusia, que buscan un enfoque centrado exclusivamente en los residuos.
La HAC aboga por objetivos globales vinculantes para reducir la producción y advirtió antes de las conversaciones que "intereses creados" no deben obstaculizar un acuerdo. Las divisiones han obstaculizado las cuatro rondas previas, produciendo un documento voluminoso de más de 70 páginas.
Valdivieso ha presentado un documento alternativo de 17 páginas que sintetiza las opiniones de las delegaciones e intenta avanzar en las negociaciones. Aunque destaca áreas de consenso, como la necesidad de fomentar la reutilización, deja sin resolver los temas más controvertidos, lo que ha generado críticas de naciones más ambiciosas y grupos ambientalistas.
¿Fracaso o tiempo extra?
Algunos observadores creen que las conversaciones probablemente fracasarán y serán extendidas, especialmente tras las difíciles negociaciones recientes en conferencias sobre clima y biodiversidad de la ONU.
Sin embargo, tanto Andersen como Valdivieso insisten en que debe alcanzarse un acuerdo en Busan. Esto preocupa a algunos grupos ambientales, que temen que el acuerdo sea debilitado para garantizar su firma. "Después de dos cumbres fallidas consecutivas sobre naturaleza y clima, Busan debe ser un refugio frente a la inacción en estos temas", advirtió el lunes el WWF.
Estados Unidos y China serán claves para cualquier acuerdo, aunque ninguno ha tomado una postura clara. A principios de año, Washington generó esperanzas al señalar su apoyo a ciertos límites en la producción, pero esa posición podría estar retrocediendo.
La elección de Donald Trump también ha generado dudas sobre la ambición de la delegación estadounidense y si los negociadores deberían buscar su apoyo, considerando que es poco probable que el tratado sea ratificado por Washington.
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