Ohaguro, la costumbre japonesa de teñirse los dientes de negro
Aunque nos resulte extraño, lucir dientes negros era sinónimo de belleza y poder hasta la Era Meiji, en el antiguo Japón. A partir del siglo XX, desapareció progresivamente esta práctica reservada a la nobleza
-
Una evolución con un amplio futuro
-
Pterostilbeno, un activo natural que convence a la ciencia antiedad
Un nuevo estudio clínico revela que el pterostilbeno ofrece una eficacia antiedad superior incluso a las fórmulas de control
-
Luz Pulsada Intensa: ciencia, estética y la nueva era del rejuvenecimiento facial
Aunque muchas personas asocian la IPL con la eliminación del vello, su potencial va mucho más lejos. La nueva ola de dispositivos IPL integra innovaciones para hacer las sesiones más rápidas, seguras y cómodas
-
Una navidad de alta costura: los nuevos cofres de Bruno Vassari
Bruno Vassari celebra la temporada con cofres de edición limitada que elevan el arte de regalar con estilo y sofisticación
-
CONCURSO BEAUTY MARKET ESTÉTICA
Beauty Market y mesoestetic® regalan 6 packs de productos mesoprotech®, protección solar de amplio espectro y máxima eficacia
Tecnologías avanzadas y nuevos formatos que facilitan la aplicación y maximizan la eficacia de sus productos
En la variedad está el gusto. Si bien los cánones de belleza actuales imponen una dentadura blanca, a través de medios naturales y artificiales, no siempre ha sido así. Por eso, llaman la atención prácticas ancestrales como el Ohaguro. Esta técnica ancestral consistía en embellecer las dentaduras de las mujeres japonesas de clase alta, tiñéndolas de negro. ¡Qué impresión más extraña nos produce observar la imagen de alguna mujer japonesa con los dientes negros!
En Japón, y desde tiempos inmemoriales, el negro se consideraba un color elegante. Las mujeres de alta alcurnia solían lucir unos dientes negros azabache que teñían de forma continua. Esta tradición duró varios siglos, aunque sus orígenes se remontan al periodo Nara (años 710-784 en Japón). Durante esta etapa, el Ohaguro se reservaba, únicamente, a la aristocracia femenina. Posteriormente, el colectivo masculino se sumó a dicha práctica.
Durante el periodo Edo (1603-1868), el Ohaguro fue adoptado por cualquier fémina, con independencia de su posición social. Mujeres casadas, o a punto de contraer matrimonio, se teñían los dientes de negro. Posteriormente, se empezó a practicar en jóvenes de edades tempranas. La creencia popular consideraba que una mujer alcanzaba la pubertad o madurez a la edad de 8-10 años. A partir de entonces, se las trataba como mujeres adultas. Eso incluía la coloración de los dientes de negro, motivo de festejo para familiares y conocidos.
Con la irrupción de la Era Meiji (1868-1912), se abandona poco a poco esta práctica de oscurecer los dientes, aunque todavía se lleva a cabo en algunas zonas del país. Y otra cosa más, si se bucea por la red, da la impresión que esta práctica también llegó a ser corriente entre las geishas tradicionales. Parece que cualquier geisha que se precie, además del peinado, el rostro maquillado de blanco y el traje reservado para la ocasión, debía lucir una dentadura teñida de negro. Al menos, el abundante material gráfico que circula por Internet así lo atestigua.
El tinte protegía de futuras caries y otros problemas bucodentales
Teñirse los dientes de negro equivalía, también, a retrasar la aparición de caries y demás enfermedades bucodentales. Y en este sentido, se mostraba una sonrisa más bella. O al menos así lo veían los japoneses.
Los dientes se ennegrecían con una fórmula a base de óxido de hierro, sake y té. Era un proceso continuo: al cabo de pocos días era necesario teñir la dentadura de nuevo. Algunas mujeres se la teñían a diario. Así conservaban unos dientes todavía más negros y brillantes.
Se desconoce, a ciencia cierta, si el proceso era doloroso o no. Mientras a algunas usuarias no les afectaba esta práctica, a otras se les inflamaba la boca o les ardían las encías durante varios días. Todo dependía de la usuaria y la reacción de su organismo ante semejante costumbre.
Recomendamos

















