Su nombre es Mink, y se trata de una impresora en 3D con la capacidad de imprimir diversos productos de maquillaje en la tonalidad que se desee, tanto sombra de ojos como colorete, base en polvo o incluso labiales.

El concepto lo ha creado Grace Choi, una estudiante de Harvard, al darse cuenta de que prácticamente todos los productos cosméticos utilizan los mismos ingredientes y tintes básicos. Esta impresora incluiría cartuchos con esos materiales, y tan sólo sería necesario indicarle el tono de color deseado, ya fuese introduciendo directamente el código hexadecimal o extrayéndolo de una foto con un programa de edición de imágenes, y la propia impresora se encargaría de crear el pigmento.

Al tratarse de los mismos ingredientes usados por las casas comerciales de cosméticos, son totalmente seguros, aprobados por la FDA (la organización administrativa que controla la seguridad de los cosméticos en Estados Unidos), y ofrecen la misma calidad que los productos comprados en tienda.

La intención es que la impresora salga al mercado en la segunda mitad del año 2015, con un precio alrededor de los 200 dólares, y aunque su creadora la ha ideado pensando sobre todo en chicas jóvenes (entre 13 y 21 años), cree que también puede resultar de mucho interés para grandes amantes y personalidades reconocidas del sector.

Recomendamos