La higiene facial es mucho más que estética: es salud, prevención y equilibrio cutáneo
La higiene facial profesional, a menudo relegada en las rutinas de cuidado, es para Yvette Pons la clave del bienestar cutáneo
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Yvette Pons, formadora internacional y referente en estética avanzada, creadora de la plataforma de conocimiento Mastelier®, revela por qué una correcta higiene facial es la base del bienestar cutáneo.
Más allá de la cosmética de moda o los tratamientos estrella de cada temporada, hay un gesto esencial que sigue siendo el gran olvidado en muchas rutinas: la higiene facial profesional.
Yvette Pons, terapeuta estética con más de 30 años de trayectoria, fundadora del Institut que lleva su nombre y creadora de exclusivos métodos de autor, alza la voz para reivindicar su verdadero valor. “Una buena higiene facial no es solo limpieza. Es diagnóstico, prevención, regeneración y salud”, apunta Yvette.
No es lo mismo limpiar la piel que realizarse una higiene profesional
A menudo confundida con una simple limpieza en casa, la higiene facial profesional va mucho más allá. Según explica Yvette, “en casa no se deberían realizar extracciones, ya que si la técnica no es precisa se puede inflamar o dañar la piel. Además, en cabina utilizamos cosméticos pre y post extracción que son fundamentales para calmar, exfoliar y equilibrar correctamente el pH”.
Yvette destaca que una higiene profesional debe incluir pasos estratégicos como el diagnóstico personalizado, la exfoliación controlada, el drenaje linfático, el uso de activos específicos y técnicas como la crioterapia para equilibrar la piel. “Es un tratamiento integral que, bien realizado, tiene efectos visibles e invisibles: mejora el aspecto de la piel y su funcionalidad interna”.
El lenguaje de la piel
No hace falta esperar a tener un brote para acudir a un centro especializado. “La piel habla”, subraya Yvette. “Poros dilatados, textura rugosa, brillos persistentes o una piel apagada son señales claras de que necesita una higiene facial”. También menciona factores como el estrés, los cambios estacionales o la exposición solar intensa como detonantes de desequilibrio cutáneo.
De hecho, una de las mejores épocas para realizar una higiene profunda es después del verano, cuando la piel ha estado expuesta a la radiación solar, al cloro y al sudor. “El final del verano y los cambios de estación son momentos estratégicos para oxigenar, regenerar y preparar la piel para la siguiente fase”, dice Yvette.
¿Cada cuánto y para quién?
La frecuencia ideal, según Yvette, varía según el tipo de piel y el momento vital. “Como norma general, se recomienda cada 4 a 6 semanas, pero hay pieles más exigentes que requieren atención más frecuente, como las acneicas, o con exceso de secreción sebácea y otras que necesitan tratamientos más suaves, como las pieles más sensibles o muy finas”.
Yvette destaca también la importancia de comenzar en la adolescencia: “Una higiene bien realizada desde los 12-14 años puede prevenir imperfecciones, enseñar a cuidar la piel y evitar secuelas”.
Además, recuerda que todas las pieles, sin excepción, se benefician del tratamiento: “Lo más importante no es el tipo de piel, sino cómo se personaliza el protocolo. Una higiene no puede ser estándar; debe adaptarse a cada piel y cada momento”.
Formación para elevar el estándar profesional
Comprometida con la formación y la excelencia, Yvette Pons ha lanzado Mastelier®, una plataforma de conocimiento donde comparte su experiencia, sus métodos de autor y su visión holística de la estética.“Mi obįetivo es que los profesionales aprendan a ver la piel como un organismo vivo, con necesidades cambiantes y su propio lenguaįe. Una buena higiene facial debe ser un arte técnico y sensitivo a la vez”, afirma.
Yvette destaca que la formación continua es vital para que los profesionales puedan ofrecer tratamientos verdaderamente transformadores y seguros. “No se trata solo de extraer impurezas. Se trata de escuchar la piel, leer sus signos y acompañarla hacia su equilibrio natural”.
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