Despidos en la cosmética en 2025: España y América Latina ante un espejo roto
El 2025 golpea con fuerza a la cosmética: despidos y recortes sacuden a España y América Latina, reflejando la fragilidad de un sector que parecía blindado
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El 2025 está siendo un año de turbulencias para la industria cosmética. Lo que parecía un sector blindado por su carácter aspiracional y su presencia global se ha convertido en terreno movedizo. Las noticias de despidos masivos en gigantes como Estée Lauder, Shiseido o Allergan Aesthetics han puesto en alerta a toda la cadena de valor, y sus efectos ya se sienten en mercados como España y América Latina.
España: del esplendor al ajuste
En territorio español, la paradoja es clara. Mientras Puig, dueña de Carolina Herrera y Rabanne, muestra resultados sólidos y reafirma su posición como referente mundial del lujo, otras compañías viven la cara amarga de la reestructuración.
Freshly Cosmetics, símbolo del auge digital, anunció la eliminación de más de 50 puestos en su planta de Reus, cerca del 18% de su plantilla. La firma justificó la medida por motivos económicos y organizativos, tras constatar que el boom del comercio electrónico no mantuvo el ritmo de los años pandémicos.
También Divain, fabricante de perfumes en León, presentó un expediente de regulación que afectará a un tercio de sus trabajadores. En su caso, el exceso de stock y la caída en la demanda presionaron hasta volver insostenible la estructura actual.
A esta presión se suma el impacto regulatorio: la Omnibus VII de la Unión Europea, que prohíbe decenas de sustancias químicas, obliga a muchas pymes a reformular productos, una tarea costosa y compleja que erosiona márgenes y, en algunos casos, acelera los ajustes.
América Latina: entre la poda y el potencial
Al otro lado del Atlántico, la historia no es muy distinta aunque se vive con matices. Natura & Co, dueña de Avon y The Body Shop hasta hace poco, atraviesa un proceso de simplificación tras años de adquisiciones. El grupo brasileño ha reducido operaciones y ajustado plantillas en varios países de la región.
Las filiales de multinacionales como Estée Lauder o Shiseido también sufren los recortes globales, con consecuencias directas en empleos locales, especialmente en áreas administrativas y de marketing.
Sin embargo, el mercado latinoamericano conserva un motor de consumo que no se apaga: Brasil, México y Colombia mantienen crecimientos sólidos en categorías como fragancias y cuidado de la piel. Esto abre un espacio para empresas locales más ágiles que se ajustan rápido a tendencias de sostenibilidad y precios accesibles.
Causas comunes: un mismo diagnóstico
Los despidos tienen raíces compartidas:
- Caída de ventas globales, en parte por la desaceleración china y el desplome del travel retail.
- Exceso de estructura y costes fijos, que hacen vulnerables a las grandes corporaciones frente a la volatilidad del mercado.
- Cambio en los hábitos de consumo, con consumidores más atentos a la sostenibilidad, el skinification y la relación calidad-precio.
- Regulación estricta, sobre todo en Europa, que eleva la barrera de entrada y obliga a inversiones adicionales.
El riesgo de la miopía corporativa
La medida más inmediata para salvar balances es recortar. Sin embargo, la obsesión por los números trimestrales puede llevar a una miopía peligrosa. Reducir empleo sin replantear estrategia sólo compra tiempo: debilita la moral interna, erosiona la confianza del consumidor y ralentiza la innovación, que en la cosmética es vital.
En este sentido, la pregunta clave no es cuántos despidos serán necesarios, sino qué modelo de negocio se construirá después de ellos. Si no hay inversión en investigación, digitalización y sostenibilidad, los ajustes serán sólo un preludio de nuevas crisis.
Oportunidades en medio de la tormenta
El panorama no es enteramente sombrío. La cosmética es un sector resiliente y con una enorme capacidad de reinvención. España cuenta con marcas premium que siguen conquistando mercados globales, mientras que América Latina dispone de un consumidor joven, abierto a la experimentación y muy receptivo a propuestas locales.
La clave estará en apostar por la agilidad: menos burocracia, productos más naturales, transparencia en los procesos y mayor cercanía con el cliente. También será fundamental gestionar los despidos con responsabilidad social: programas de recolocación, formación para los trabajadores y comunicación transparente.
Conclusión
Los despidos masivos en 2025 son un síntoma de un cambio estructural profundo en la cosmética global. España y América Latina, con sus particularidades, reflejan un mismo dilema: o se aprovecha la crisis para reinventar la industria, o se seguirá atrapado en un ciclo de recortes que erosiona tanto a empresas como a trabajadores.
El espejo está roto, pero aún puede recomponerse. Lo que está en juego no es solo el empleo de miles de personas, sino el futuro de un sector que, para seguir siendo bello, necesita ser también sostenible y humano.
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