Ambas acepciones se basan en un concepto pura y estrictamente comercial. Se trata de productos fabricados con unos requerimientos de porcentajes mínimos de componentes naturales o/y orgánicos, en función del organismo certificador. Según Inmaculada Canterla, licenciada en Farmacia y especialista en Dermocosmética, no se debe interpretar que un producto natural u otro ecológico (bio) son más o menos efectivos, naturales o respetuosos con el medio ambiente, sino que su definición vendrá dada, simplemente, por los requerimientos de la empresa certificadora que elija el fabricante. "En ambos casos, se trata de productos con un porcentaje mínimo de productos naturales (95% mínimo), pero en los ecológicos, y dependiendo de la certificadora, deben tener un mínimo de entre el 5 y el 10% de componentes procedentes de cultivos ecológicos", explica Canterla.

"En realidad, entre el 5 y el 10% -continúa- de los compuestos son orgánicos. Y del 100% del producto, hasta un 5% puede ser de síntesis. Estos están limitados a unos pocos no agresivos y respetuosos con el medio ambiente". En opinión de la experta, puede haber productos mucho más naturales o ecológicos que algunos que lo son, y no se pueden vender como tales porque no tienen dicha certificación. ¿Son menos bio o eco por ello, o menos efectivos? Evidentemente no para Canterla.

De igual manera, en el caso de los cultivos ecológicos (bien destinados a uso cosmético, alimentación humana o animal), hay que entenderlos como aquellos regulados por un reglamento europeo (Reglamento CE 834/2007), por el cual se regulan los métodos de cultivo ecológico y el uso de determinados fertilizantes y plaguicidas de síntesis. Por lo tanto, la química no está prohibida, sino regulada. "No nos engañemos pues con los conceptos natural o bio en cosmética y alimentación, de actualidad en ambos casos. No está demostrado que sean más efectivos ni más sanos. Simplemente han sido regulados desde el ámbito legislativo, son más respetuosos con el medioambiente y, por regla general, también más caros".

Vacío legal para ambos tipos de productos

Al no existir una normativa clara y unificada acerca de la cosmética natural, se crearon los certificados otorgados por empresas privadas certificadoras. En el mercado español los más habituales son Ecocert (Cosmético natural y Cosmético natural y ecológico) y Cosmebio (logotipos verde y azul). Así pues, las regulaciones están supervisadas por certificadoras privadas, cada una con sus requerimientos, por lo que el criterio natural en ambos casos no tiene porqué coincidir (y de hecho no coincide). "Esto puede llevar a confundir al consumidor final, que no tiene porqué conocer los requerimientos de las certificadoras, ni tiene porqué estar al tanto acerca de las interioridades de las propias certificaciones", especifica.

Para Canterla, también directora de Cosmeceutical Center, la existencia de una o varias entidades de certificación con criterios no unificados no aseguran en absoluto la calidad de este tipo de producto. Por el contrario, llevan a la desunión y disgregación de criterios. "Entiendo que una solución sería una estandarización a nivel legislativo con algún tipo de reglamentación a nivel comunitario, o al menos comenzar con estándares unificados tipo ISO. Estos permitirían a fabricantes y consumidores unificar criterios a la hora de producir o elegir productos de cada una de las categorías citadas".

Ya que las denominaciones vienen dadas por un simple convencionalismo por parte de certificadoras privadas, se entiende que la efectividad o calidad de los productos está determinada por la calidad de los activos empleados, su grado de concentración y estabilidad en la fórmula. Independientemente de que sean bio, eco, naturales o nada de esto en absoluto.

En cuanto a su repercusión medioambiental, ¿cuáles son los más verdes y por qué? Si se hace caso a los requerimientos de las normativas, en teoría deberían ser más respetuosos los bio o eco, ya que tienen restricciones más severas en lo que a uso de productos de síntesis se refiere. El propósito es el de evitar el uso de productos provenientes de industrias contaminantes como la química. Por eso se limitan los usos de productos fertilizantes, plaguicidas, envases provenientes de la industria del petróleo o aditivos de síntesis química. Aun así, en ambos casos, bio o naturales, se puede decir que poseen un "altísimo grado" de respeto por el medioambiente, tanto en el proceso de elaboración del producto como en la producción de sus materias primas, tal y como explica Canterla.

Consumidor y profesional, en su mayoría, desconocen las diferencias entre ambos cosméticos

En general, el consumidor final y la mayoría de los profesionales desconocen la diferencia entre ambos tipos de cosmética. "Desgraciadamente, estamos sumidos en un proceso de desinformación constante en el que cualquier fuente de información se cataloga como buena hasta que no se demuestra lo contrario, cuando realmente debería ser al revés". "Toda información se debería observar -puntualiza- con reserva hasta que no se contrastara la verosimilitud de la información que recibimos. Y con esto me refiero a que con el bombardeo comercial de productos naturales y ecológicos se está desinformando mucho, despistando, mareando, e incluso engañando (de forma vehemente) al consumidor final. Se venden propiedades que no existen por el mero hecho de decir que el producto es eco o bio".

Al respecto, se aconseja una mayor y mejor información al cliente, ética profesional por parte de los fabricantes (en el proceso de elaboración y marketing), estandarización de las regulaciones y certificaciones y mayor formación del personal cualificado del sector de la estética. Ello pondría en valor las cualidades y calidades de los productos naturales y bios, lo que repercutiría en beneficios para el sector a todos los niveles. Y por supuesto, una mayor rentabilidad en el centro de estética.









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