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Una evolución con un amplio futuro
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Pterostilbeno, un activo natural que convence a la ciencia antiedad
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Una navidad de alta costura: los nuevos cofres de Bruno Vassari
Bruno Vassari celebra la temporada con cofres de edición limitada que elevan el arte de regalar con estilo y sofisticación
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CONCURSO BEAUTY MARKET ESTÉTICA
Beauty Market y mesoestetic® regalan 6 packs de productos mesoprotech®, protección solar de amplio espectro y máxima eficacia
Tecnologías avanzadas y nuevos formatos que facilitan la aplicación y maximizan la eficacia de sus productos
"No pretendamos que las cosas cambien,
si siempre hacemos lo mismo".
Albert Einstein, físico alemán.
El sector de la belleza vive una transformación profunda. Lo que antes se medía en términos de textura, fragancia o duración, hoy también se evalúa en función de su impacto ambiental. En una época en la que los consumidores son más conscientes y exigentes, la sostenibilidad ya no es una tendencia: es una obligación ética y profesional.
Los productos de belleza generan una huella ecológica considerable. Los envases plásticos, los ingredientes petroquímicos, las emisiones del transporte y los residuos derivados del consumo masivo conforman un ciclo que amenaza la salud del planeta. A esto se suman los microplásticos y los compuestos químicos que llegan a ríos y océanos, afectando la biodiversidad marina y contaminando las cadenas alimentarias.
Sin embargo, la industria no está de brazos cruzados. En los últimos años, muchas marcas han comenzado a invertir en I+D para fórmulas biodegradables, envases reciclables o rellenables, y cadenas de suministro trazables y éticas. El auge de la cosmética limpia y natural ha impulsado la creación de productos libres de siliconas, sulfatos y parabenos, y con ingredientes de origen vegetal certificados.
No obstante, el sector enfrenta un desafío crucial: diferenciar la sostenibilidad real del simple greenwashing. No basta con usar etiquetas como "eco" o "natural"; la transparencia debe ser verificable. Los profesionales de la belleza, desde esteticistas hasta distribuidores, tienen la responsabilidad de informarse, formar a sus clientes y elegir conscientemente los productos que utilizan o recomiendan.
La belleza del futuro será circular, ética y tecnológicamente sostenible. Los avances en biotecnología cosmética, los envases compostables y la economía del refill marcan el camino hacia una nueva era del cuidado personal. Adaptarse no solo es un deber ambiental, sino una oportunidad de diferenciación y liderazgo.
Como profesionales del sector, tenemos el poder, y el deber, de inspirar una belleza más consciente.
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