Tras once años al frente del Gobierno británico la personalidad política de Thatcher ha marcado toda una era. Su férrea mano como primera ministra y como defensora a ultranza del liberalismo económico sólo es comparable a la rigidez de otra de sus señas de identidad que también marcaron una época... ¡Su peinado!

Corría 1981 y Ronald Reagan acababa de sentarse en el sillón de presidente de los Estados Unidos. El primer líder que le visitaba era nada menos que Margaret Thatcher, la primera ministra británica que llevaba ya dos años en su cargo y con la que, aunque aún no lo sabía, crearía una alianza conservadora que contribuiría al final del comunismo.

El departamento de protocolo de la Casa Blanca no sabía qué esperar. Era el mandatario británico y, poco común por aquel entonces, era una mujer, así que estaban dispuestos a cumplir todos sus deseos. Pero nada más llegar, Margaret pidió muy poco. Sólo una cosa. Pero la necesitaba inmediatamente. Pidió un peluquero.

Así lo relata Gahl Burt, jefe de protocolo de Reagan por aquel entonces, tras la muerte de Thatcher, también conocida como Maggie. Aunque no recuerda el profesional que la atendió, sólo puede indicar que estaba cerca del Hotel Madison y que el peluquero en cuestión no daría crédito a la labor que le habían encomendado. Nada menos que peinar el cardado más famoso del mundo y que marcó toda una época.

Al parecer, este no fue un hecho aislado. Thatcher acostumbraba a pedir que en cada uno de sus viajes oficiales le atendiera un peluquero local. Solía pedir recomendaciones a las mujeres de sus embajadores.

El llamado 'Helmet Hair', o 'pelo casco', fue el característico peinado de la Dama de Hierro. Junto a sus perlas en collares y pendientes y sus trajes azules, el color de los tories por excelencia, se convirtió en una de sus señas de identidad.

En sus primeros años en el Gobierno británico como ministra de Educación y Ciencia aún conservaba, al igual que ella, cierta flexibilidad y movimiento, pero a medida que fue ascendiendo y se convirtió en primera ministra su rigidez se hizo cada vez más extrema. Y la de su peinado también.

El secreto del 'Helmet Hair'

Este tipo de look capilar no tiene en principio mucha técnica. Es ideal por ejemplo para ocultar falta de pelo; no es que a Thatcher le hiciera falta a los 54 años cuando se convirtió en primera ministra, pero le vendría bien para sus últimos años de vida en los que mantuvo su peinado hasta el final. Según relatan varios medios digitales británicos, los rulos de la marca Carmen eran sus favoritos para arreglar su pelo y poco más necesitaba para darle esa característica forma.
Bueno, sí, la laca. El secreto de la solidez de este peinado radica, sobre todo, en hacer un uso sin miedo de la laca. Si hubiese existido el cambio climático en su época, Maggie no hubiese creído en él a juzgar no sólo por su liberalismo extremo si no por su alegre uso de este tóxico producto.

Nunca se vio su pelo moverse donde no debía. Ni cuando las protestas ciudadanas acosaban a su gobierno ni cuando casi en contra de todo su gabinete decidió entrar en guerra con Argentina por las Malvinas en 1982. Su pelo permanecía impasible.
Sólo una vez, a bordo del barco HMS Hermes, que participó en la guerra de las Malvinas, el viento osó mover su pelo y fue captado por la prensa. Se aseguró de que no volviese a ocurrir y hoy mismo es casi imposible encontrar esas imágenes.

Una de sus últimas apariciones ante la prensa fue el pasado mes de octubre cuando cumplió 87 años. Sí, la ancianita Thatcher continuaba con su 'Helmet Hair', aunque ahora su pelo, en lugar de cobrizo era de color blanco.

Otros rígidos peinados

Que Margaret Thatcher marcó una época a nivel político está claro pero ¿lo hizo también a nivel estético? Lo cierto es que aunque los cardados y los peinados con volumen parecían más propios de décadas como los 50, en los 80 volvieron a incorporarse a las cabezas de mujeres de todo el mundo.

En su mismo país, la propia Reina Isabel II y hasta la recién llegada a la familia Diana de Gales comenzaron a elevar el volumen de su pelo casi hasta crear tupés inamovibles. Barbara Bush, primera dama de EE UU y esposa de Bush padre, fue otra de las seguidoras del peinado casco.

En nuestro país, famosas como Pitita Ridruejo han hecho de su cardado toda una insignia, pero si alguien se lleva la palma esa es la Reina Sofía. Comenzó a incorporar a sus looks el Helmet Hair' hasta hoy en día. Aunque algo más dulcificado que el de la primera ministra británica y con menos uso de producto para mantenerlo en su sitio, Doña Sofía ha hecho también de su pelo toda una seña de identidad.

Fuente: Eduardo Infante.

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