El drenaje linfático se identifica como una técnica para eliminar la retención de líquidos de los tejidos. No obstante, la reconocida terapeuta Yvette Pons asegura que esta definición no es del todo concisa y nos explica su verdadera funcionalidad.

El cuerpo tiene diferentes vías de drenaje de líquidos; una es el sistema linfático, y otra es el sistema venoso, aunque la mayor cantidad de reabsorción la realizan los capilares venosos y no los linfáticos.

Nuestra microcirculación, conductos venosos, arteriales, linfáticos y el líquido intersticial está estrechamente interconectado para realizar una serie de intercambios gaseosos, y de componentes entre los capilares y el espacio intersticial a través de la filtración y de la reabsorción.

La fórmula de equilibrio de Starling (fisiólogo británico), nos dice que del 100% del plasma que filtra el sistema arterial al espacio intersticial, el sistema venoso reabsorbe el 80%, y el otro 20% es reabsorbido por los capilares linfáticos. Es decir, que el principal sistema de reabsorción de líquidos desde los tejidos son los capilares venosos. Esto sucede debido a las diferencias de presión que existen entre el espacio intersticial y el capilar venoso, llamada presión oncótica, que se encarga de equilibrar el líquido y las concentraciones de un lado a otro para que el medio este equilibrado.

En el líquido intersticial se acumulan macromoléculas de grasa, toxinas, proteínas, detritos, etc. entre otros elementos que han desechado las células al espacio intersticial después de su metabolización. Estas macromoléculas y sustancias están flotando en el líquido y cuanta mayor concentración tengan, más retención de agua tendrán.

Para equilibrar el medio intersticial, los capilares linfáticos de manera autónoma y con la ayuda de los drenajes linfáticos reabsorben todas estas macromoléculas de grasa, desechos, toxinas, etc. Automáticamente, a través de la compensación de presiones, los capilares venosos reabsorben el líquido del medio intersticial.

Yvette concluye haciendo énfasis, que el drenaje manual no drena líquido, drena toxinas, grasas y otras sustancias de gran tamaño que solo los capilares linfáticos pueden reabsorber.

Por eso, cuantas más toxinas y más carga pre linfática exista en los tejidos, más líquido habrá, pero la única forma de que este se dirija hacia su principal vía de eliminación (que son las venas), es drenando la carga del líquido.

En definitiva, Yvette concluye haciendo énfasis, que el drenaje manual no drena líquido, drena toxinas, grasas y otras sustancias de gran tamaño que solo los capilares linfáticos pueden reabsorber y gracias a esto la vena reabsorbe el líquido para equilibrar el medio intersticial.

Pero tanto el drenaje linfático como el venoso solo pueden producirse con la técnica de trabajo adecuada para cada uno, ya que en muchas ocasiones pensamos que estamos drenando a través del sistema linfático, y no es así.









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