"La salud no lo es todo, pero sin ella
todo lo demás es nada".

Arthur Schopenhauer, filósofo alemán (1788-1860).

El diagnóstico precoz del cáncer de piel es básico para detectar a tiempo esta dolencia, que se ha incrementado en los últimos años. La incidencia del melanoma, el cáncer cutáneo más agresivo pero menos frecuente, se estimó en 5.000 casos (2.286 en hombres y 2.718 en mujeres) durante el año 2012 en nuestro país. La mortalidad causada por el melanoma fue de 1.000 casos -527 en hombres y 440 en mujeres- hace tres años en toda España. En los últimos cuatro años, la incidencia ha aumentado un 38%, cerca de un 10% anual. Son datos facilitados por la Fundación de la Academia Española de Dermatología y Venereología.

Detección precoz y buenos hábitos son claves para darle la vuelta a esta situación. Esta premisa adquiere relevancia ante la llegada de la época estival y la mayor exposición solar. Algunas fuentes aseguran que en el 90% de los casos, el cáncer de piel o melanoma se origina tras largas exposiciones a los rayos ultravioletas del sol, y únicamente el 10% se debe a factores genéticos.

El 13 de junio se conmemora el Día Europeo de la Prevención del Cáncer de Piel. Durante esta jornada se pretende sensibilizar a la población acerca de la importancia de prevenir esta enfermedad con buenos hábitos y diagnósticos a tiempo. Es necesario hacer hincapié en concienciar sobre este problema a las personas que practican deportes al aire libre, así como a jóvenes y adolescentes, colectivos aficionados a las cabinas de bronceado, según la Fundación de la Academia Española de Dermatología y Venereología.

Es cierto que la incidencia del cáncer cutáneo no melanoma es siete veces superior a la del melanoma en España. Y en cuanto a este último, si se diagnostica en fases precoces, el 95% de los pacientes se curan. Aun así, no hay que bajar la guardia. El hecho de seguir unas pautas muy sencillas nos puede ser de gran ayuda. Por ejemplo, aplicar el fotoprotector 30 minutos antes de exponerse al sol. No tomar el sol entre las 11 y las 15 horas. Y evitar mantenerse inmóvil durante horas bajo la luz solar. Esto último ya es más difícil de conseguir, si nos atenemos a los hábitos que la mayoría seguimos en la playa o la piscina. Y sobre todo, explorar, vigilar y detectar posibles lesiones en la piel, con la ayuda de un espejo, en casa. Todo es poco para afrontar la etapa veraniega con la certeza de estar sanos.

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