El profesor Mark Shriver y su equipo de antropología biológica de la Universidad Estatal de Pensilvania han publicado en la revista Plos Genetics un estudio para una nueva tecnología: un programa informático que reconstruye los rasgos faciales de una persona a partir de sus restos de ADN.

Para poder conseguir que este método funcionara, por un lado tomaron una muestra de imágenes en alta resolución de los rostros de 592 voluntarios, todos ellos de ascendencia mixta africana occidental y europea para reducir las variaciones. Esas imágenes se transformaron en modelos 3D dentro de una cuadrícula para poder comparar y diferenciar las características faciales sobre hasta 7.000 puntos de referencia. Por otro lado, estudiaron el ADN de los voluntarios y aislaron 76 genes que suelen ser los causantes de anormalidades faciales tras una mutación.

Al combinar ambas recopilaciones de datos, pudieron identificar 24 marcadores distribuidos en 20 genes distintos gracias a los cuales se podría predecir la forma facial. Así, crearon un programa de modelado 3D que al examinar esas 24 variantes en unos restos de ADN puede generar un modelo del rostro de la persona a la que pertenezca ese ADN, basándose en las estadísticas del estudio.

Por supuesto, una de las mayores utilidades de este programa es para la persecución de delincuentes y criminales no identificados: con solo un pequeño resto de ADN, las fuerzas policiales pueden contar con un retrato robot en 3D incluso aunque no haya testigos. Por esta razón el Departamento de Justicia de Estados Unidos está apoyando este proyecto con importantes donaciones.

Pero también se puede aplicar en otros campos como la Historia y la Arqueología, ya que gracias a los restos orgánicos encontrados se podría al fin poner rostro, por ejemplo, a nuestros antiguos antepasados neandertales o a grandes figuras históricas, como antiguos faraones egipcios.

Aún así, los investigadores encargados del proyecto reconocen que todavía se necesita mucho trabajo y quedan muchos experimentos por hacer, por lo que el uso práctico de esta técnica probablemente requiera de una espera de unos 10 años.

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