"Las matemáticas poseen no sólo la verdad
sino cierta belleza suprema. Una belleza fría
y austera, como la de una escultura"
Bertrand Russell, filósofo, matemático
y escritor británico (1872-1970).
Cuando imaginamos a profesionales del marketing, y especialmente de la publicidad, siempre nos viene a la cabeza la imagen de personas creativas, innovadoras, con un superávit de imaginación que les ayuda a encontrar aquella solución o fórmula especial, única y genial que da con la clave del éxito.
Los nuevos medios digitales, las nuevas herramientas de comunicación están exigiendo un profesional además cada vez más racional, más técnico en resultados, más preparado en matemáticas para dar respuestas a los problemas que se plantean. La publicidad, por ejemplo, ya no es solamente imagen o branding, que también, sino que debe arrojar además un resultado, a poder ser de forma inmediata y que además pueda medirse.
Las matemáticas se han convertido en una parte fundamental de las estrategias de marketing y de comunicación. Por supuesto, la creatividad no va a morir pero tendrá que responder a que además sea efectiva y se puedan pulsar los resultados.
Lo que hay que preguntarse actualmente si se quiere triunfar son, básicamente, preguntas matemáticas. Desde porcentajes de consumidores hasta ratios, pasando por estimaciones numéricas de éxito a futuro; y todo ello se consigue con las matemáticas.
El negocio de la belleza no escapa a este razonamiento y cada vez hay que medir más cualquier movimiento, compra, inversión en publicidad o incorporar un nuevo servicio para controlar y sostener las riendas del mismo. Así que no hay que olvidarse de los números por aburridos que parezcan. Son una de las bases del éxito.
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