La violencia de género es un problema de escala mundial. En países como Colombia 9 de cada 10 víctimas de violencia conyugal son mujeres. En 8 de cada 10 casos de violencia infantil, la víctima es una niña. Cada 3 días, una mujer es asesinada por su pareja o ex pareja y cada día hay 14 niñas víctimas de violencia infantil.

Con la idea de intentar frenar esta escalada de violencia, Casa E, Masglo y el Programa de Alianzas para la Reconciliación de USAID y ACDI/VOCA han creado la Red de Mujeres M: una estrategia que tiene el propósito de capacitar a 120 mujeres manicuristas de cuatro ciudades del país, para que puedan identificar, asesorar y aconsejar a sus clientes y a su comunidad respecto a temas como los derechos de la mujer, la violencia de género y las vías de apoyo con las que cuentan las mujeres en Colombia.

Teniendo en cuenta que en Colombia hay más de 500.000 manicuristas, de las cuales el 60% utiliza Masglo, la compañía colombiana de esmaltes decidió liderar esta iniciativa.

"Este proyecto enaltece el rol de la manicurista y trabaja para desarrollar el potencial que tienen las mujeres que ejercen este papel para contribuir a la erradicación de violencia de género", afirmó Patricia Hunter, directora de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID, quien agregó que a las mujeres que participen en este proyecto "se les va a capacitar para que puedan ser multiplicadoras que divulguen información contra la violencia de género, y a la vez, se les va a generar empleo".

Con su participación en el proyecto, el Programa de Alianzas para la Reconciliación de USAID y ACDI/VOCA tiene el objetivo de combatir la violencia de género y violencia intrafamiliar en los territorios, capacitando a las mujeres sobre su valor, fuerza y poder como el grupo social más influyente.

La manicura como acto de rebeldía contra la violencia

Teniendo en cuenta que en Colombia hay más de 500.000 manicuristas de las cuales el 60% utiliza Masglo, la compañía colombiana de esmaltes decidió liderar esta iniciativa, en sinergia con Casa E y el Programa de Alianzas para la Reconciliación de USAID y ACDI/VOCA.

Este proyecto busca capacitar a 120 manicuristas de 4 ciudades del país para que puedan aconsejar a sus clientes en temas como los derechos de la mujer, la violencia de género y las vías de apoyo con las que cuentan las mujeres en Colombia.

Con su participación, la firma busca ser un portavoz que invita a las manicuristas a prevenir la violencia contra las mujeres, advirtiendo a sus usuarias sobre posibles inicios de maltrato psicológico y físico, y sobre cómo prevenirlos o cómo tratarlos.

Casa E contra la violencia de género

Para Alejandra Borrero "Ese espacio íntimo de la manicurista es una oportunidad maravillosa para poder hablar de temas como la violencia de género. Muchas mujeres van y se desahogan con una manicurista, que te va a oír, pero a sabiendas de que la conversación no va a trascender a ningún lugar. Queremos aprovechar esta situación para que las participantes de la Red de Mujeres M se empoderen y les cuenten a otras mujeres sobre sus derechos y las rutas de atención que tienen en caso de ser víctimas de algún tipo de violencia. Es una red clandestina y queremos que sea clandestina".

Los componentes de la Red de Mujeres M

Las manicuristas que liderarán la red de mujeres serán capacitadas y dotadas de información, conocimiento y herramientas de apoyo en los temas de derecho de las mujeres. Asimismo, serán articuladas con las entidades que hacen parte de las rutas institucionales de atención a las violencias. Todo esto para que puedan asesorar a sus clientas y comunidad, sobre cómo actuar frente a este tipo de situaciones.

El pasado miércoles, 19 de septiembre, la Red de Mujeres M participó en el taller Rompiendo imaginarios de violencia a cargo de la artista y activista Alejandra Borrero, en las instalaciones de Casa E, como punto de partida del proyecto. Este es un espacio de inspiración, reflexión y empoderamiento donde Alejandra Borrero habla sobre los mitos y creencias culturales que persisten en nuestra sociedad y se adaptan como hechos cotidianos que perpetúan la violencia contra las mujeres.









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