"Opino que lo que se llama belleza,
reside únicamente en la sonrisa".

León Tolstói, novelista ruso (1828-1910).

Lo hemos visto en nuestros predecesores. Años atrás, el jabón y la loción para después del afeitado eran los únicos productos de cuidado personal utilizados por el colectivo masculino. Pero los tiempos han cambiado. Y hoy en día, el segmento de la cosmética masculina se halla en su máximo apogeo. En los últimos tres años, el lanzamiento de productos destinados al cuidado personal del hombre se ha disparado hasta el 70%.
Sin ir más lejos, el uso de cosméticos ha crecido de forma exponencial. En el año 1990, únicamente el 4% de los varones admitía el uso de algún producto de cuidado facial. Un porcentaje que llegaría al 21%, una década después. Hoy en día, uno de cada dos usa, elige y compra productos de este tipo, sin el consejo de ninguna mujer (novia, esposa, hermana, madre, etc.).

Al hombre actual le preocupa su imagen personal. Y productos reservados, años atrás, a las féminas, ahora ya se han incorporado a la rutina diaria de los varones. Hablamos de hidratantes faciales y corporales, exfoliantes, mascarillas, antiarrugas, reafirmantes y reductores. Adiós a la vergüenza, a los tópicos y al que dirán. Está claro: cuidarse no es una cuestión de género, sí de interés hacia uno mismo.

Las cifras hablan por sí solas. Un estudio sobre el hombre europeo, de la consultora Kantar, asegura que el alemán es el que más se preocupa por su aspecto físico. Por detrás, se sitúan españoles e italianos, en la segunda posición, y franceses, en la tercera. El inglés ocupa el último lugar del ranking.

Los españoles figuran en el podio de los europeos que más empeño ponen en su aspecto físico. Han recorrido mucho camino hasta alcanzar este segundo lugar. Pero todavía queda mucho por hacer. Aún existen viejos tabúes por romper. ¡Bienvenidos los nuevos tiempos!

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