Los tiempos están cambiando y los hábitos de consumo también. Y los 'manteros' y falsificadores son los primeros en apreciar estas tendencias para poder seguir delinquiendo obteniendo grandes beneficios con ello.

El tipo de producto falsificado ha ido evolucionando en los últimos años, y así observamos como, desde 2010, los productos cosméticos van acaparando más protagonismo en detrimento de los más tradicionales CD, DVD, gafas, ropa y calzoncillos de marca o bolsos.

Los productos cosméticos más pirateados, además de los perfumes, son las cremas y el maquillaje, y la policía está preocupada por los peligros que pueden producir estos productos fraudulentos a los usuarios, ya que están elaborados en laboratorios clandestinos.

Estos productos falsificados se suelen vender en diferentes bazares, mercadillos o entre los clásicos 'manteros', y detrás de ellos hay toda una serie de mafias ocultas que se lucran del negocio. A veces es difícil llegar a ellos por culpa de las llamadas estructuras piramidales que poseen en su organización empresarial, donde los que venden el producto al consumidor final son gente necesitada que poco saben o poco quieren hablar por temor a las represalias de las mafias. Unas organizaciones criminales que, por cierto, ahora pueden lucrarse legalmente aflorando el dinero negro acumulado gracias a la amnistía fiscal del Gobierno, vigente desde hace unos días. Ya no tienen, por tanto, que declarar de donde vienen sus ganancias y simplemente han de pagar una tasa del 10% del dinero ingresado en los bancos.

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