La telemedicina, entendida como medicina a distancia, surge en la década de los años 70 con el desarrollo de la tecnología.

La telemedicina ha demostrado ser un excelente complemento de la medicina presencial, ayudando además a descongestionar el sistema sanitario.

El propósito principal de su creación es el de luchar contra barreras geográficas y aumentar la accesibilidad a los cuidados de salud, especialmente en zonas rurales y en países en vías de desarrollo.

No obstante, a pesar de la longevidad de este canal, mucha gente ha recurrido a él por primera vez a raíz de la pandemia del Covid-19, lo que ha provocado que, a lo largo de estos dos últimos años, el número de consultas médicas telefónicas y on-line haya aumentado exponencialmente. Y es que, durante este lapso temporal, la telemedicina ha demostrado ser un excelente complemento de la medicina presencial, ayudando además a descongestionar el sistema sanitario y a optimizar los recursos.

Telemedicina, atención inmediata, complemento a la consulta convencional

Las consultas virtuales, ya sean vía chat, por videollamada o por teléfono, poseen numerosas ventajas para los pacientes ya que ayudan a agilizar y reducir tiempos. Para recibir una atención personalizada sobre algún problema de salud que no sea urgente ya no hace falta que los pacientes se desplacen hasta su centro médico ni tampoco que esperen largas horas en una sala. Estos pueden ser atendidos en cualquier momento, ya que los servicios de telemedicina, en la mayoría de los casos, cuentan con asistencia las 24 horas del día durante todo el año. Asimismo, este tipo de consultas son muy seguras tanto para médicos como para pacientes, ya que, al no haber ningún tipo de contacto entre ambos, se reducen los riesgos de contagio de cualquier tipo de virus o enfermedad.

Este tipo de consultas virtuales está especialmente indicado para prescripciones de medicamentos, revisiones rutinarias y para el seguimiento de determinados tratamientos.

A pesar de todos estos beneficios, se debe de tener en cuenta que la telemedicina tiene ciertos límites ya que, por ejemplo, no todas las patologías o enfermedades se pueden tratar a distancia, muchas de ellas requieren de un examen y unas pruebas presenciales para poder ser diagnosticadas. Este tipo de consultas virtuales está especialmente indicado para prescripciones de medicamentos, revisiones rutinarias y para el seguimiento de determinados tratamientos.

En definitiva, la telemedicina es un gran complemento a la medicina convencional presencial sobre todo para todos aquellos pacientes que viven alejados de los centros médicos, tienen problemas para desplazarse o tienen algún tipo de enfermedad crónica que requiere de un seguimiento y control continuo.









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