"Los cambios son para las empresas
lo que las sequías para la naturaleza.

Sólo sobreviven las que tienen
capacidad para adaptarse".

Anónimo.


No era ningún secreto. El tiempo va abrazando milimétricamente las previsiones que ya hace años se anunciaron acerca del futuro de la prensa escrita en papel. Desmenuzamos sólo unos datos recientemente publicados para acabar de entender y asumir la realidad.

Según un reciente estudio realizado por la Advertising Age Data Center en EE UU, durante el último año la prensa escrita ha estado perdiendo 1.400 puestos de trabajo por mes mientras la prensa digital ha ganado 400. Una de cada seis personas que trabajan en el mundo de la comunicación lo hacen en medios escritos digitales, con un crecimiento del 54%, mientras que el sector en general decrece un 18%.

Al inicio de la recesión, en 2007, los medios digitales empleaban 76.800 personas, el 6% del sector de medios de comunicación del país. Dos años después superaron al número de empleados por cable, y en 2010 a la radio. En noviembre de 2011 se ponía por delante de los empleos que ofrecían las revistas y en julio de este año superaba a las cadenas de televisión.

De seguir la actual progresión de los dos parámetros (pérdidas en el papel y ganancias en el digital), los medios en Internet serán el primer sector por número de empleados en el año 2016.
La Asociación IAB Spain (Intercative Advertising Bureau) acaba de publicar un estudio en el que señala que en el primer semestre de este año la inversión publicitaria en medios digitales superaba ya a la de los medios impresos en papel.

También recientemente se publicaba una noticia en la que se resumía que más de 120 periódicos han cerrado en los últimos 15 meses en EE UU. Tan solo hace unas horas el director del periódico ABC anunciaba que en España se van a ver obligados a cerrar varias cabeceras, y en Alemania se cerraban dos periódicos, entre ellos el Financial Times Deutschland. En fin, podríamos relatar otros muchos ejemplos.

Ahora bien, si hay algo que debamos deducir de todo esto es que, si bien el canal por donde corren las noticias y la información ha cambiado definitivamente, la profesión del periodismo deberá seguir siendo la misma: informar con rigor, calidad y credibilidad. Sólo se mantendrán los medios digitales serios que velen por ofrecer una información independiente y transparente para sus lectores. Para poder abrazar realmente el futuro, el cambio deberá ser total. De poco van a servir las medias tintas, salvo para alargar el proceso del cambio.

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