La mayoría de nosotros estamos ya acostumbrados a ir al supermercado, por ejemplo, y mirar las fechas de caducidad de los alimentos. Somos conscientes de que mantener una buena salud pasa por conseguir una alimentación correcta, consumiendo alimentos saludables y en perfectas condiciones.
Por eso, cuando compramos un producto alimenticio o lo guardamos un tiempo en la nevera y/o despensa, acabamos por mirar su fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente. La fecha de caducidad nos indica el momento en el que ese alimento deja de ser consumible y apto para el ser humano. Ningún alimento puede ser consumido (ni vendido) más allá de esa fecha. La fecha de consumo preferente o recomendado determina aquellos alimentos que no son tan perecederos como los anteriores y que simplemente pierden propiedades. Este tipo de alimento, pasada esa fecha, no se pone malo ni es perjudicial para la salud, aunque ya no aportan todas las cualidades o nutrientes que tenía en un principio.

En cambio, no estamos acostumbrados a hacer lo mismo con los productos cosméticos. Los guardamos sin mirar la fecha de caducidad, y casi siempre los tiramos cuando huelen mal, están resecos, endurecidos, tienen mal color u otra circunstancia extraña.
Hay que saber sin embargo que, aunque la gran mayoría de los productos de cosmética, si fueran alimentos, tendrían el distintivo de fecha de consumo preferente o recomendado, hay otros que, en contacto con el ambiente exterior, se degradan e incluso pueden ser nocivos por contaminación microbiológica, como es el caso de ciertas cremas solares o de tratamiento facial.

Con el uso de cremas en mal estado pueden aparecer irritaciones, enrojecimiento, ampollas y reacciones alérgicas. En otros cosméticos, pasado el tiempo indicado, pierden eficacia, por lo que es recomendable tirarlos y no seguir usando un producto que no va a ser eficaz.

Normativa europea de caducidad de productos cosméticos

Fue en 2005 cuando la Unión Europea aprobó que todos los cosméticos a la venta llevasen la fecha de caducidad. Se decidió que estos productos luciesen en su etiquetado un dibujo de un pequeño bote de crema abierto acompañado de la indicación del número de meses (CIFRA + M) aconsejable para su uso una vez abiertos. Hasta ese momento sólo estaban obligados a indicar la fecha de caducidad los cosméticos que tuvieran una vida mínima inferior a 30 meses.

Igualmente, la UE decidió que el símbolo que indica el plazo después de la apertura no fuera obligatorio en los siguientes casos:

  • En los productos que tienen una fecha de caducidad inferior a 30 meses.
  • En aquellos productos en los que no existe una apertura física del envase: no hay contacto entre el producto envasado y el exterior (ejemplo: sprays).
  • En aquellos productos que deben ser usados en el momento en que se abren.
  • En aquellos productos en los que no existe un riesgo de deterioro (por microorganismos o por degradación físico-química) o disminución de la eficacia (en productos de protección solar) que pueda causar daños para la salud del consumidor.

Duración de productos cosméticos habituales

Fechas aproximadas de duración de algunos productos:

  • Máscara: 4 a 6 meses.
  • Desmaquillantes: 6 meses.
  • Máscara de pestañas: 6 a 12 meses.
  • Contorno de ojos: 6 a 12 meses.
  • Tónico facial: 6 a 12 meses.
  • Crema facial: 6 a 12 meses.
  • Crema solar: 6 a 24 meses (depende del filtro protector).
  • Base (agua) de maquillaje: 12 meses.
  • Maquillajes en crema: 12 meses.
  • Esmalte de uñas: 12 meses.
  • Barras de labios: 12 a 18 meses.
  • Lápiz de ojos y labios: 12 a 18 meses.
  • Crema hidratante: 12 a 24 meses.
  • Base (aceite) de maquillaje: 18 meses.
  • Colorete en crema: 18 a 24 meses.
  • Maquillajes en polvo: 24 meses.
  • Base en crema o líquida: 24 meses.
  • Corrector: 24 meses.
  • Polvos compactos: 24 meses.
  • Colorete en polvo: 24 a 36 meses.








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