"Lo que es creado por el espíritu es más vivo que la materia".
Charles Baudelaire, poeta y escritor francés
(1821-1867).


Esta semana ha sido noticia la dimisión de Steve Jobs, fundador y presidente de Apple, por problemas de salud. Al frente de la compañía estará a partir de ahora Tim Cook, jefe de operaciones de la compañía y responsable del éxito financiero de Apple. Cook estuvo ya al frente de la compañía durante las ausencias por enfermedad de Jobs, y ha sido clave con sus decisiones en el crecimiento de ventas del iPhone y el iPad. Sin embargo, la presencia de Jobs iba más allá de eso, ya que además de contar con más de 300 patentes a su nombre, él decidía cuándo un producto estaba listo para ser lanzado.

Como los plazos de productos de las empresas tecnológicas son a 5 años vista y Jobs ya ha bendecido el próximo plazo, hasta pasado 2020 no sabremos si la ausencia del fundador de Apple repercutirá en el éxito de la compañía.

Otras empresas como Microsoft ya han pasado por lo mismo cuando Bill Gates decidió retirarse en 2008. ¿Y que ha cambiado en este tiempo? Pues, pese a la crisis, Microsoft no ha cambiado mucho. Steve Ballmer, su sucesor, menos mediático y visionario que Gates pero con más perfil económico, ha conseguido mantener a Microsoft en su posición de liderazgo. El tiempo dictará sentencia, pero de momento Microsoft continúa fuerte.

En cosmética, las empresas más poderosas siguen manteniendo su imperio pese a la desaparición de sus grandes fundadores, como Eugène Schueller (L’Oréal 1881-1957), Elizabeth Arden (1878-1966), Helena Rubistein (1900-1965), Charles Revson (Revlon, 1906-1975), Maximilian Faktorowicz (Max Factor, 1877-1938) o Josephine Esther Mentzer (Estée Lauder, 1908-2004).

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