No es la primera vez que informamos acerca de lo que se conoce como quimiofobia, o lo que es lo mismo, el miedo a todo lo químico en cosmética. Ante esta corriente y contra el uso indiscriminado de los eslóganes “sin” en el etiquetado y campañas publicitarias de los cosméticos, sin parabenos, sin sulfatos, etc., se han instaurado unas directrices más estrictas y, a partir de ahora, se desincentiva esta estrategia de marketing.

Teórico peligro bajo control

¿Por qué se le ha puesto coto? Por varios motivos, destacando un par de ellos. Primero, el empleo de este eslogan diferenciador 'sin', cuando no era fiel a la realidad. Hay productos, como los corticosteroides, que están ya prohibidos, por lo que no tiene sentido decir que tu producto no los lleva. También ocurría que se decía que no llevaba tal o cual compuesto, mientras el producto contenía algún otro ingrediente que sí liberaba, una vez usado, el mismo.

Por eso y a partir del 1 de julio, las cosas han cambiado en el etiquetado cosmético.

Un grupo de trabajo para la comisión europea integrada por distintas asociaciones y agente, caso de la EFTA (Asociación Europea de Libre Comercio) y otros presentaron un texto en 2017 al respecto que ha entrado a tener validez a partir del 1 de julio de este año.

A partir de ahora se desincentiva el uso indiscriminado de los eslóganes 'sin' en el etiquetado y las campañas publicitarias de los cosméticos, sin parabenos, sin sulfatos, etc.

De hecho, era lógico que se atajara a la citada quimiofobia, la cual estaba generando voces muy críticas. El prejuicio, manía o miedo irracional a los productos químicos que la industria estaba aprovechado para ganar clientes. “Los champús sin parabenos, los jamones sin fosfatos o los vinos sin sulfitos… Nos venden productos que prometen ser más naturales pero ningún estudio lo ha demostrado de forma concluyente, al contrario, en algunos casos la industria puede encontrar dificultades para sustituir ese ingrediente y el resultado es aún peor”, ha afirmado Fernando Gomollón Bel, químico y comunicador científico.

Destacar a su vez, otra postura de peso que ha sustentado la corriente en contra de la quimiofobia y el uso indiscriminado del 'sin'. Independientemente de todos los aditivos que se puedan quitar a un producto, los científicos apelan a Paracelso, que ya hace cinco siglos aseguró que “el veneno está en la dosis”. Porque el agua nos puede matar, o las manzanas, o las almendras amargas, si tomamos la dosis suficiente. 200 gramos de sal, 118 cafés o unos 50 chupitos de vodka te pueden matar si te los tomas de una sola vez.









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