"Quien conserva la facultad de ver la belleza, no envejece".
Franz Kafka, escritor (1883- 1924).


No desvelamos nada nuevo si decimos que la evolución del hombre, en cuanto a hábitos de consumo y uso de cosmética, ha ido en alza en los últimos años. El negocio de la cosmética masculina genera, sólo en España, la nada despreciable cifra de 7.500 millones de euros al año.

Nos pasamos una media de 22 minutos frente al espejo si sumamos los cuidados destinados al afeitado, al cuidado facial y al capilar. Además, el hombre español ya supera la media europea en la compra de productos cosméticos consumidos, por encima de franceses e ingleses, según datos del Estudio Top Market Intelligence 2008.

Ese interés por la imagen también ha dado como resultado que cada vez sean más los que deciden probar suerte en clínicas y centros de estética, más allá de depilaciones temporales o limpiezas de cutis. El público masculino alcanza el 30% frente al femenino en tratamientos para adelgazar y otras técnicas que no requieren cirugía.

En cuanto al uso de productos de tratamiento, el hombre demanda cada vez más información y es más exigente. Se percibe un interés creciente por tratamientos que incluyen tecnología creada en base a los últimos avances científicos encaminados a luchar contra la vejez, al mismo tiempo que aumenta el consumo de productos de base natural, sin parabenes y procedentes de una producción ecológica. ¡Todo un récord!

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