"El mundo rompe a todos,
y después, algunos son fuertes
en los lugares rotos".
Ernest Hemingway, escritor y periodista
estadounidense. Premio Pulitzer y Nobel
de Literatura (1899-1961).

Bajo el nombre de una técnica centenaria japonesa que consiste en reparar piezas de cerámica rotas, esta corriente, Kintsugi, revaloriza la belleza de las cicatrices: las roturas forman parte de la historia del objeto, lo hacen único y definen su identidad.

Es más, embellece las uniones de las piezas rotas con elementos decorativos como pan de oro y otros, haciéndola aún más distinta, original y sublime; poderosa.

De ahí, a la teoría de la resiliencia, solo hay un paso, aplicada no solo a la vida, sino también a una profesión o a una empresa. Su definición dice que se trata de la capacidad que tienen las organizaciones para sobreponerse a las adversidades, hacer que los problemas se transformen para que no se den las circunstancias que puedan poner en peligro la marcha del negocio.

No se trata solo de resistir, sino también de esquivar los golpes, aprender de las malas experiencias y anticiparnos a las tendencias. Solo así saldremos fortalecidos y poseeremos la preciada capacidad para crecer de manera sostenida a pesar de los tiempos y sus embates. Es parte de la vida misma.

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