Borrar un tatuaje antiguo que ya no queramos ver marcado en nuestra piel ya es posible. El nuevo láser Ink Hunter de Laser Light, no produce cicatrices y elimina prácticamente cualquier pigmento. Este hecho se debe a que emite una serie de impulsos cortos con una duración inferior al tiempo de relajación térmica de la piel (Trt).

De esta manera logramos que la piel no se queme. Una vez que el láser ha atravesado la epidermis e impacta contra los pigmentos fragmentándolos en múltiples partes. Después el sistema linfático se encargará de limpiar la zona, ya que en este punto los pigmentos son mucho más pequeños y por lo tanto podrán desparecer. Cabe decir que no todos los colores, ni pieles responden igual. Un tatuaje profesional suele costar más de eliminar que uno amateur, pero normalmente harán falta de tres a seis sesiones dependiendo del tamaño y color del tattoo. Después de cada intervención, es aconsejable dejar reposar la zona afectada entre 4 y 8 semanas para regenerar la piel y proteger los tejidos dérmicos.

El láser tiene una potencia de hasta 950 mj y cuenta con dos longitudes de onda que se usarán en función del color. Como accesorios incorpora una lámpara TR LED que bioestimula el tejido tratado y permite una regeneración más rápida. Ink Hunter es el equipo láser portátil más potente del mercado, que a su vez permite una regeneración de la piel tratada a partir de una lámpara TR LED, estimulando y protegiendo los tejidos. El resultado es una piel cuidada y sin cicatrices.









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