El universo de la cosmética vive hoy una tensión constante entre la innovación y la seguridad. Tras envases relucientes con packagings de lo más deseables y promesas de una piel perfecta, se esconden ingredientes que despiertan cada vez más curiosidad y escrutinio.

Despigmentantes, salicilatos, biocidas… una larga lista con nombres propios que a veces se escapan del conocimiento estándar protagonizan debates no solo en los laboratorios, sino también en los pasillos de la Unión Europea. Una de las últimas grandes conversaciones giró en torno al empleo de determinados esmaltes y acabó prohibiendo el uso de aquellos que contienen sustancias TPO.

Inés Escandell.

El afán por aclarar manchas, exfoliar con suavidad o conservar los productos intactos ha hecho que convivamos con elementos que no siempre resultan inocuos. Parabenos, ftalatos, aceites minerales o fragancias sintéticas figuran año tras año entre los componentes más discutidos por sus posibles efectos sobre la salud y el medioambiente.

Aun así, el cosmético sigue siendo una de las formas más cotidianas de conectar la ciencia con la piel: una relación que requiere revisión constante, límites claros y, sobre todo, transparencia. Más todavía ahora cuando se populariza el concepto de la tecnología de la belleza en casa con apuestas tan sugerentes con la del micro-needling que hacen firmas como Shiseido.

Por fortuna, la regulación comunitaria avanza al ritmo de las nuevas evidencias y de un público cada vez más al día de todos estos cambios, o al menos con más acceso a la información. En este contexto, el objetivo de la UE es claro: que todo lo que se aplique sobre la piel despierte confianza y bienestar, no dudas ni temores. En este escenario, leer, cuestionar y elegir se han convertido en un nuevo gesto beauty consciente.

Despigmentantes

De acuerdo a la doctora Inés Escandell, dermatóloga del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET) y del Grupo Dermothèque en Alicante, hay dos activos de origen natural que hay que tener en cuenta en esta categoría:

  • Arbutina: se trata de un agente despigmentante aprobado para su uso en cosmética. Entre sus funciones, se encuentra la de la inhibición de la tirosinasa, una enzima que limita la producción de melanina. "Se utiliza desde hace mucho tiempo. En realidad es un derivado de hidroquinona y la polémica viene por su capacidad de convertirse en esta misma y tener así algún riesgo de irritación. Lo mismo sucede con el hecho de que se pueda transformar en otro derivado, la p-benzoquinona", comenta la especialista. "Después de evaluar su posible riesgo, no se ha cambiado la concentración que se emplea en este tipo de propuestas: sigue al 2% la alfa arbutina para rostro, 0,5% para productos corporales y 7% para la B-arbutina en la cara", confirma.
  • Ácido kójico: ante la sospecha sobre su potencial irritante o con posible disrupción endocrina formulado al 1%, se hizo un análisis. Las conclusiones del estudio indicaron que es un activo totalmente seguro. De acuerdo a la doctora, solo en dosis muy altas podría tener efectos adversos en animales. El empleo del condicional indica que no se trata esto de una certeza.

Teniendo en cuenta las declaraciones de la dermatóloga, se infiere que no se han cambiado los consejos de uso de este tipo de despigmentantes.

Salicilatos

Este tipo de productos se derivan del ácido salicílico o de su estructura química.

  • Ácido salicílico: se utiliza en este ámbito como conservante y por su efecto exfoliante. "Ya se prohibió hace un tiempo su uso en menores de tres años y ahora se ha propuesto una reducción de las concentraciones permitidas para niños entre esa edad y hasta los 10 años, aunque aún no se ha emitido una legislación", declara la doctora. De acuerdo a las palabras de la experta, se sugiere reducir el porcentaje a 0,5% en productos con aclarado, al 0,15% en los leave-on y al 0,1% en los de cuidado bucal.
  • Resto de salicilatos: suelen estar igualmente en conservantes que se encuentran en filtros solares y para neutralizar el olor a modo de perfume. "Aunque hay algunas publicaciones, no se ha regulado el uso de otro salicilato, aparte del ácido salicílico, y se han incluido ciertos límites también en el Hexyl salycilate", cuenta la especialista.

Biocidas

Son sustancias destinadas principalmente a neutralizar o controlar organismos nocivos. Según las declaraciones de Inés Escandell, en este caso sí que se ha endurecido su aplicación.

"En el caso del triclosán, antiséptico que se utiliza en jabones, pastas dentales, desodorantes o cosméticos desde hace tiempo en cantidades pequeñas en los tipos leave-on y en porcentajes más elevados en los wash-off (es decir, los que se enjuagan) se ha decidido mantener la dosis máxima de 0,3% en cosméticos", especifica la dermatóloga.

Sin embargo, tal y como la misma detalla, ahora no se puede utilizar en productos de cuidado bucal destinados a menores de tres años. "El triclocarbán sí se ha legislado: se ha reducido a una concentración máxima del 0,2% como conservante y al 1,5% en uso distinto a este en productos con aclarado", ha detallado la experta del GEDET.

Europa habla

La legislación europea que regula el uso de este tipo de sustancias en cosmética se encuentra en revisión constante con el objetivo de reforzar la seguridad del consumidor y proteger la salud pública.

El marco principal sigue siendo el Reglamento (CE) 1223/2009, aunque este se complementa con nuevas disposiciones y actualizaciones que ajustan los límites de concentración y uso de determinadas sustancias.

En el caso del ácido kójico, se actualizó la normativa europea al respecto el pasado mes de febrero de 2025. También se han establecido límites más precisos para otros ingredientes activos además de los que señala la dermatóloga. Uno de ellos es el conocidísimo, y deseado, retinol. En la actualidad, y desde este mismo año, las concentraciones máximas permitidas son de 0,3% para productos faciales y 0,05% para productos corporales, según el Reglamento 2024/996 que modifica las bases originales que se han mencionado con anterioridad.

Respecto a los salicilatos, su legislación se amplió mediante el Reglamento (UE) 2025/877 y el Omnibus Act V. En concreto, el hexil salicilato se encuentra clasificada como sustancia CMR, es decir, carcinógenas, mutagénicas o tóxicas para la reproducción. Su categoría es la 2. En cuanto a sus riesgos toxicológicos y alergénicos, su empleo requiere cumplir con evaluaciones de seguridad del Comité Científico de Seguridad del Consumidor. En cualquier caso, todas estas actualizaciones entrarán en vigor de forma definitiva el 1 de mayo de 2026.

Por último, sobre los biocidas, estos se legislan de forma específica por el Reglamento (UE) 528/2012, que fija los requisitos para su autorización, comercialización y uso seguro.

La belleza, como la ciencia, avanza a base de preguntas. Lo que ayer parecía inofensivo hoy se revisa con lupa, y lo que damos por seguro mañana puede tener nuevos matices.

En este escenario cambiante, la cosmética deja de ser solo un gesto estético para convertirse en un acto de conciencia: leer, elegir y exigir forman parte del nuevo ritual. Porque cuidar la piel ya no consiste únicamente en mejorar su aspecto, sino en entender lo que ponemos sobre ella. La verdadera luminosidad empieza por la transparencia.









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