En el mundo del cuidado de la piel, la exfoliación ocupa un lugar frecuentemente olvidado. Sin embargo, ofrece una solución sin igual para revelar una piel más luminosa, lisa, y libre de imperfecciones. Esther Moreno, facialista y cosmetóloga de EM Studio subraya la vital importancia de incorporar la exfoliación en la rutina de cuidado de la piel. Un consejo vital para ti y tu clienta.

¿Por qué exfoliar el rostro y cada cuánto hacerlo?

La piel se regenera naturalmente cada 28 días aproximadamente, pero este proceso se vuelve menos eficiente con el tiempo. “Esto conlleva a una acumulación de células muertas que puede generar a una variedad de problemas cutáneos, desde líneas de expresión hasta brotes y manchas”, explica Esther Moreno. En este sentido, la exfoliación ayuda a acelerar la renovación celular, removiendo estas células muertas y dejando la piel más lisa, brillante y uniforme.

Exfoliar el rostro cuidadosamente una o dos veces a la semana, según el tipo de exfoliante que utilicemos y las necesidades particulares de la piel, aporta, según la experta, los siguientes beneficios:

  • Luminosidad y brillo: eliminar la capa de células muertas revela una piel más brillante y viva.
  • Textura mejorada: la exfoliación puede afinar la textura de la piel.
  • Reducción de imperfecciones: ayuda a desobstruir los poros y minimizar su apariencia, además de combatir las manchas y marcas.
  • Mejora la absorción: los productos de cuidado de la piel penetran mejor en una piel exfoliada, aumentando su eficacia.

Elección del exfoliante adecuado

Hay una amplia variedad de exfoliantes disponibles, desde físicos con partículas que remueven mecánicamente las células muertas, hasta químicos que disuelven estas células sin necesidad de frotar. Moreno enfatiza la importancia de elegir un producto que se ajuste al estado y necesidades de nuestra piel. Si hubiera que generalizar, “los exfoliantes químicos, como los que contienen ácidos alfa-hidroxi (AHA) o beta-hidroxi (BHA), son efectivos para una amplia gama de tipos de piel, especialmente para tratar problemas específicos como la piel opaca o propensa al acné”, explica la facialista.

Por otro lado, es tan importante elegir el exfoliante adecuado como saber la regularidad con la que hay que llevar a cabo este paso, así como los productos con los que es interesante combinarlo. Tal y como explica Esther Moreno, “la frecuencia ideal depende del tipo de piel y del producto utilizado. Algunas pieles pueden beneficiarse de exfoliaciones suaves diarias, mientras que otras podrían necesitar exfoliaciones más profundas con menos frecuencia”. Además, hay que tener en cuenta que tras la exfoliación, la piel puede volverse más sensible al sol, por lo que Moreno recomienda “aplicar protección solar diariamente para proteger la piel renovada”. En cualquier caso, aquellos con condiciones cutáneas específicas o sensibilidad, deberían consultar con un profesional antes de comenzar cualquier rutina de exfoliación.









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