"El aspecto exterior pregona muchas
veces la condición interior del hombre".

William Shakespeare, dramaturgo, poeta
y actor inglés (1564-1616).


El escandaloso número de desempleados en España, que ya roza los cinco millones y que no para de crecer, hace que cada vez que una empresa requiere cubrir un puesto de trabajo, se presente un gran número de aspirantes.

Conscientes de que se tiene que competir contra cientos de candidatos al puesto vacante, y que en una entrevista no sólo cuenta el curriculum, la experiencia, los conocimientos y el saber expresarse, sino también, y mucho, la apariencia física, los aspirantes no dudan en realizarse tratamientos estéticos para mejorarla.
Los últimos estudios confirman este alza de tratamientos de estética entre las personas de clase media y baja que buscan empleo, sobre todos los de rejuvenecimiento facial.

Otro dato significativo es que, desde 2011, han crecido un 26 por ciento los tratamientos baratos (que apenas superan los 600 euros) que se pagan a través de créditos, lo que significa que, a pesar de la mala situación de algunas personas, se confía en la estética para poder superar la entrevista de trabajo.

Si antes de la crisis se hablaba mucho de los JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados), ahora vemos que existe una amplia generación de AASP (Adultos Aunque Sobradamente Preparados) con buenos curriculums y gran experiencia, preocupados porque les puedan rechazar por la edad. De ahí que exista una voluntad de mostrar un aspecto más rejuvenecido y que tratamientos como el de bótox, ácido hialurónico, peelings o demás tratamientos antiage estén experimentando una fuerte demanda.

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