Por múltiples razones, la diversificación y la rentabilidad, y sobre todo debido al miedo al contagio en el salón, los consumidores están cada vez más tentados en convertir su baño, incluso el salón de su casa, en un centro de belleza y hacer su propio cuidado facial siguiendo las recomendaciones on-line de los profesionales.

Cada vez más, de hecho, las empresas se suman a la oferta del asesoramiento de un esteticista capacitado, a través de la consulta virtual. La pregunta es, ¿es ésta una nueva forma o fórmula de avanzar para los profesionales del sector?

Las medidas de bloqueo han generado una gran frustración en términos de rutinas de belleza. Tanto hombres como mujeres han recorrido Internet en busca de ideas, consejos y recomendaciones para su cuidado integral, piel y cabello.

Estética, uno de los sectores afectados por la crisis sanitaria

Mientras que muchos profesionales de la belleza finalmente han reabierto las puertas de sus centros e institutos, con a veces drásticas medidas de higiene y seguridad, según las directrices de los distintos países, la mayoría lucha también por recuperar el terreno perdido. En Francia, según un estudio realizado por la consultora Asterés para la Federación francesa de belleza (FEBEA), los salones de belleza verán caer sus ventas anuales, según estimación, en un 25% en 2020.

La pandemia ha venido a demostrar que hombres y mujeres están listos para cambiar al ámbito digital en muchos servicios y en diversas áreas.

Algunas marcas, sin embargo, se están anticipando incluso a un posible confinamiento derivado de la segunda ola de la pandemia del coronavirus, o simplemente mirando hacia el futuro del sector de la belleza, y deciden digitalizar su oferta de cuidado de la piel.

Si bien este nuevo enfoque para los tratamientos para el cuidado de la piel suena tentador, además de que respondan a las características y demandas del nuevo consumidor, surgen algunas preguntas. ¿Es realmente posible reproducir los gestos -a menudo altamente técnicos- de los profesionales de la belleza vía on-line? ¿Y qué pasa con el aspecto de la relajación, inherente e implícito en una cita en un instituto? ¿La belleza on-line será solo para vender productos o realizar recomendaciones y gestos sencillos y puntuales, o servirá para más...?

Cuando la belleza se vuelve digital, pros y contras

La pandemia ha venido a demostrar que hombres y mujeres están listos para cambiar al ámbito digital en muchos servicios y en diversas áreas. Sin embargo, los patrones de consumo siguen siendo muy diferentes de un país a otro, una área u otra, con especificidades diferentes según sectores.

El diagnóstico en línea es el rey, ya sea para la piel o el cabello, para que todo el mundo pueda comprar los productos más adecuados o llevar a cabo, por ejemplo, un tratamiento de hidratación facial en casa.

En realidad, la digitalización, el cuidado de la piel en línea y los centros y tratamientos físicos de belleza, han y deben ser complementarios. Es el caso por ejemplo de empresas como IOMA, que acaba de comprar la red de salones Atelier du Sourcil de Francia. IOMA anuncia que "a los clientes se les ofrecerá la posibilidad de suscribirse a un servicio de cuidado de la piel en el hogar guiado por una aplicación para teléfonos inteligentes", según declaraciones de su fundador, Jean-Michel Karam. "Desarrollaremos sinergias entre las dos filiales, nuestra solución de belleza digital IEVA y la red Atelier du Sourcil. Además, la tecnología proporcionada para L'Atelier también será masiva. Hay muchas soluciones innovadoras para mejorar los servicios y soluciones en cuanto a personalización de acuerdo con la morfología de la cara".









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