El término metrosexual nació en 1994 cuando el periodista inglés Mark Simpson buscaba un término para definir al nuevo hombre del siglo XXI, que mostraba una creciente preocupación por su aspecto sin dejar por ello su masculinidad. De esta forma, el metrosexual fue definido como un hombre que se cuidaba por si mismo, sin necesidad de ayuda femenina y que no tenía ningún reparo en cuidar su aspecto físico y su salud. Se cuidaba, mantenía una dieta sana, vestía a la moda y no tenía complejos en comprar sus propios productos cosméticos, acudir a centros de belleza para depilarse, realizarse un peelling, hacerse la manicura o ir al gimnasio para mantener un físico y una musculatura equilibrada, pero nunca exagerada, ya que el metrosexual se caracterizaba por un cuerpo esbelto y elegante.

Así, al metrosexual se le atribuía la búsqueda del cuerpo ideal. Era el prototipo de hombre seguro, que sabe lo que desea, sin demostrar constantemente su masculinidad porque se le supone. Por eso David Beckham no dudó en aparecer en la portada de una revista para público homosexual. Beckham fue el prototipo perfecto, al que le siguieron otros deportistas, músicos o actores como Brad Pitt, Leonardo DiCaprio, Roger Federer, Justin Timberlake, Orlando Bloom o Matthew McConaughey, entre otros.

Las marcas cosméticas se lanzaron a promocionar este arquetipo de belleza y durante casi dos décadas han estado explotando este filón, creando toda una serie de productos cosméticos para el hombre.

Gracias al metrosexual y a la aceptación social de que el hombre puede y quiere cuidarse por sí mismo, el uso de la cosmética masculina se instaló para quedarse. Lo que ocurre es que dos décadas son demasiadas para las modas en el mercado y el término metrosexual parece hoy en día bastante desfasado. Beckham ya no es un ídolo como antaño y el consumidor de cosméticos busca un nuevo modelo con quien identificarse.

Así que la industria cosmética ha estado buscando un nuevo concepto para que siguiera la tendencia masculina de continuar usando cosméticos, y parece haberlo encontrado con la palabra retrosexual. Con esta palabra se define al hombre que está encantado de serlo, y que disfruta realzando su parte masculina sin perder un ápice del sentido de la estética, ya que gasta tiempo y dinero en cuidar su apariencia y su estilo de vida sin que esto se convierta en una obsesión por la perfección. Le gusta lo clásico, como los deportes de toda la vida, fútbol, rugby, deportes de motor, boxeo… También regresa la buena comida y el gusto sibarita por un buen vino, los coches, el póquer, el soul

Y parece ser que una conocida marca ya ha encontrado a su David Beckham particular para ser el icono del nuevo retrosexual: Hugh Laurie, el famoso doctor House. Es un hombre que aparenta naturalidad y seguridad en si mismo, varonil, brillante trabajador y seductor.

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