Entre todos los nuevos conceptos de belleza que se van imponiendo en la actualidad, el del multimasking es uno de los más punteros. La idea trata de aplicar diferentes tipos de mascarillas faciales al mismo tiempo para tratar cada zona de la cara de manera personalizada, con lo que nos encontramos ante una técnica muy especializada y que conviene dejar en manos de profesionales cualificados.

La tendencia a la baja de las mascarillas faciales en los últimos años ha llegado a su fin con esta nueva moda, que ha disparado las ventas de estos productos cosméticos hasta límites insospechados, con un impulso creciente sobre todo desde Japón y Corea, donde ya existía una marcada tradición en el uso de máscaras para el cuidado de la piel del rostro.

Al mismo tiempo que la cara tiene áreas diferenciadas que requieren tratamientos diferentes adaptados a sus necesidades, también existen múltiples finalidades que cubrir con cada mascarilla, desde la eliminación de impurezas o brillos hasta la hidratación, pasando por el antiaging, la renovación celular, la nutrición o la descongestión. Además, cada piel es diferente, dependiendo de factores como la presencia de melanina, la edad y las condiciones ambientales a las que esté sometida.

Por su parte, los fabricantes de productos de belleza se están poniendo rápidamente al día en cuanto a la variedad de líneas a la venta en el mercado, tanto de artículos orientados al público final como en sus gamas más profesionales comercializadas en salones y centros de estética. Cada vez hay más mascarillas y sus formulaciones son cada vez más complejas y efectivas, con un especial interés en la velocidad de efecto deseado y en la utilización de nuevos ingredientes gracias al trabajo en investigación y desarrollo de las compañías.









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