"Dentro de algunas décadas,
la relación entre el ambiente, los
recursos y los conflictos será
tan obvia como la conexión
que vemos ahora entre derechos
humanos, democracia y paz”.
Wangari Maathai, política y economista
keniana, Premio Nobel de la Paz
(1940-2011).

Los nuevos ingredientes reciclados a partir de alimentos de origen vegetal y residuos y/o desechos de estos son la tendencia del futuro de la belleza. Una nueva industria y unión que se anuncia indeleble en aras de la salud y la sustentabilidad de los recursos y el planeta.

Hablamos de posos de café usados como alternativa al aceite de argán, por ejemplo. Cáscara de limón sobrante con la que se ha dado origen a nuevo texturizador y estabilizador de emulsión en cosmética. O incluso, raíces de bayas de goji para materiales de reciclado en lo referido al embalaje. Pulpa de grosella negra desechada para tintes de cabello o aceite de grano de ciruela en un elixir natural de cuidado facial.

Las grandes multinacionales, que actúan de avanzadilla, anuncian la puesta en marcha de políticas de cero residuos y una clara apuesta por la economía circular, que no es otra que la que reduce, recicla y reutiliza todo aquello que se tira o usa, otorgándole una segunda oportunidad.

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