Regresamos de las vacaciones con esa sensación de libertad que se nos escapa entre las manos. Calles, coches, bocinas, humos y malos humos... Menos horas de luz, cansancio, una menor producción de serotonina por parte del cerebro... Mira tú por donde que se nos han acabado, ¡sí! Se terminaron los días de verano y descanso y tal y como lo hemos pasado, no es de extrañar que en otoño y de cara a esta próxima e inminente estación aumenten los casos de depresión. Es un hecho constatado, por otro lado.

Ni cortos ni perezosos

Así que, ni cortos ni perezosos, para ir entrenándonos en eso de las obligaciones y las cosas a hacer de modo perentorio, que ya se nos había olvidado, nos hemos puesto al habla con la doctora Laura Parada, nutricionista de Slow Life House quien nos cuenta qué comer para esquivar el bajón que nos ronda o que quizá se haya hecho ya con nosotros. Te contamos, cómo alimentarnos al objeto de combatir el desánimo, según Parada, ordenando cada alimento e ingesta, por orden alfabético, para que no te pierdas...
Una lista indispensable, para aconsejar en consulta y que nuestros pacientes y clientes cuelguen en la nevera junto a la lista de la compra.

AGUA.
Es necesario para cumplir nuestros procesos fisiológicos. Una ligera deshidratación puede suponer alteraciones en el estado de ánimo.

AVE.
La carne de ave es rica en vitamina B12, evita la fatiga y nos aporta uno dosis extra de energía.

AVENA.
Por su riqueza en fibra y en proteínas vegetales, que son absorbidos lentamente por el organismo, estabiliza los niveles de glucosa en sangre y nos aporta energía de manera constante evitando los bajones de energía.

CAFÉ.
En dosis bajas o moderadas, la cafeína tiene efectos psicoestimulantes e incrementa el nivel de actividad. Además, intensifica las sensaciones de bienestar y energía.

CHOCOLATE NEGRO.
Hay estudios que confirman que consumir una onza de chocolate negro al día, con más de un 70% de cacao, reduce los niveles de hormonas relacionadas con el estrés y es un refuerzo útil para el estado del ánimo.

ESPINACAS.
Ricas en ácido fólico, un nutriente esencial para dotar al organismo de energía y vitalidad.

KEFIR.
Los alimentos probióticos aportan bacterias beneficiosas que regulan la flora intestinal. Está comprobado que una flora intestinal desequilibrada contribuye a la depresión.

KIWI.
Aporta grandes cantidades de vitamina C (cinco veces más que una naranja) que estimula el sistema inmune. También equilibra los electrolitos del cuerpo.

MACA.
Con sus elevadas dosis de aminoácios y minerales (cobre, magnesio, hierro, fósforo) lucha contra la fatiga y la astenia, aumenta los niveles de serotonina en el cuerpo y alivia la depresión leve.

MARISCO.
Los niveles bajos de vitamina B12 pueden ser un factor de riesgo para la depresión y su deficiencia produce fatiga, falta de aliento y pérdida de concentración. Nos haremos con las dosis diarias necesarias de esta vitamina comiendo marisco.

NUECES.
También contienen triptófano. Consumirlas de forma regular ayuda al cerebro a producir más serotonina.

PESCADO AZUL.
Se ha comprobado que la gente que sigue dietas altas en ácidos grasos esenciales como el Omega3, tiene niveles más bajos de depresión. Come salmón, atún, trucha, arenques, sardinas...

PLATANO.
Contiene triptófano, un aminoácido clave para la creación de serotonina (la hormona de la felicidad).

POLEN.
Tiene un alto contenido en vitaminas y minerales. Refuerza nuestro sistema inmune para que nos sintamos con más fuerza y energía.









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