Gran cantidad de huevos de tortuga han sido decomisados en Colombia. Los huevos iban camuflados en cajas de cartón, escondidos entre papel de periódico y sábanas blancas, con las que pretendían burlar el control de las autoridades y transportarlas en un autobús intermunicipal desde Caquetá, departamento ubicado en el sur del país, hasta Bogotá. El plan falló y la mercancía fue decomisada en la vía que conduce del municipio de Hobo a Neiva, en el departamento de Huila.

En Bogotá, hasta donde pretendía llegar el cargamento, el negocio es muy rentable. Las cajas con las claras y hasta embriones de tortuga pueden costar hasta 10 millones de pesos. Los huevos provenían de Cartagena del Chairá, Caquetá, una zona espesa donde habitan estos animales. Éstos son extraídos durante los tres primeros días de arribada de las tortugas a las zonas donde son despositados y, aunque se comen, no está claro que los 5.000 huevos fueran destinados a ese fin.

No es la primera vez que se confisca este tipo de producto. Es una práctica muy usual a pesar de estar penado por ley a entre 3 y 5 años de prisión. Sin ir más lejos, en octubre de 2010 se detectó otro cargamento de 9.500 huevos. Lo mismo sucede en El Salvador, donde se han incautado varios miles de huevos más.

En el sur de Colombia, las autoridades emprenden duros golpes contra el tráfico de animales silvestres en vías de extinción. Cada semana, en el departamento de Huila, la Policía Ambiental y el Ejército decomisan, en retenes instalados en las carreteras, decenas de culebras cascabel. Su piel la tuestan al sol durante semanas y el polvo termina introducido en cápsulas que son vendidas como medicinas naturales para 'curar' el cáncer y la osteoporosis.

En Neiva, la ciudad más cercana del departamento del Caquetá, es usual encontrar ancianos con maletines de cuero ofreciendo a gritos las pastas medicinales de cascabel que, según ellos, cura desde la impotencia sexual hasta la artritis. Las autoridades los miran con recelo, pero no hacen nada. El animal ya está muerto y el delito no acarrea cárcel.
Al menos 60 culebras se han salvado este año de terminar en cápsulas. Muchas más no corrieron la misma suerte. La lucha contra el tráfico de animales silvestres en Colombia continúa.

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