Siempre hay que buscarle un lado positivo a todo y por tanto, la dermatóloga de la clínica Pilar de Frutos, la doctora Elena Martínez, explica en qué ayuda el confinamiento a la piel.

AUSENCIA DEL SOL DIRECTO.
La ausencia de sol directo es una buena aliada para pacientes con patologías fotoagravadas o foto inducidas como el melasma. "Seria bueno aprovechar la falta de sol para usar despigmentantes más potentes como la hidroquinona o el retinol con más seguridad".

QUÉ HACER CON EL FOTOPROTECTOR SOLAR.
La luz azul que emiten las pantallas, sobre todo la del ordenador, tiene efectos sobre nuestra piel ya que estimula la melanogénesis (producción de melanina) por nuestros melanocitos. Por lo que la profesional da a conocer que aunque no tengamos sol directo, esta luz puede afectar a la piel, sobre todo a aquellas con patologías más sensibles al sol como el melasma.

FUERA MAQUILLAJE.
La mayoría de los maquillajes usados son cobertores. "La cobertura que hacen los maquillajes es muy oclusiva, taponan la salida de los orificios de las glándulas sebáceas lo que hace que la producción grasa se acumule y se formen las lesiones de acné. Así, el no uso del maquillaje va a ayudar a mejorar las pieles más grasas y con tendencia acnéica", explica la doctora.

MÁS TIEMPO PARA HACER OTRAS COSAS.
Dicen que un hábito se hace en 21 días, por lo que el tener más tiempo puede ayudar a establecer un hábito del cuidado de la piel si aún no existe.

La doctora recomienda destinar más tiempo a la limpieza facial y corporal, exfoliar la piel dos veces en semana, usar cremas hidratantes corporales y faciales, adentrarse en el mundo del retinol de forma progresiva (dos días en semana como forma de comienzo en líneas generales), y “usar mascarillas adaptadas al tipo de piel y destinadas a la hidratación 1-2 días en semana”.









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