El Coronavirus ha cambiado la vida de las personas en todo el mundo. El confinamiento y las medidas de seguridad han alterado las rutinas, las costumbres y la muerte, impidiendo que los familiares puedan despedirse de sus seres queridos. La pandemia lo ha cerrado todo y en estos momentos eso incluye las emociones en los momentos más difíciles.

Esta nueva realidad representa un reto para la salud psicológica de aquellos que pierden a un ser querido, por ello Grupolaberinto (www.grupolaberinto.es/), el último concepto en psicoterapia, nos da las claves para entender el duelo en el ambiente de la crisis actual.

1. En todas las culturas existen rituales de despedida que sirven de consuelo y dan la oportunidad de compartir el dolor. En la situación actual estas costumbres se han visto alteradas, por lo que es necesario buscar alternativas para hacer frente al dolor.

2. El sentimiento de culpa es algo normal entre las personas que han perdido a un ser querido en esta situación. La gestión inadecuada de las emociones y el no poder acompañar a los seres queridos en sus últimos momentos son la causa de esto.

3. Es importante tomar consciencia de lo impredecible de la situación, no poder acompañar a los seres queridos no ha sido una decisión propia y no depende de uno.

4. El confinamiento causa un efecto de "dilación" de las emociones dolorosas del luto. El aislamiento pospone la exposición a la realidad de la situación, por lo que los verdaderos cambios en la vida cotidiana llegarán cuando termine el estado de alerta.

A los niños la noticia debería de dársela uno de los cuidadores principales, adaptando las palabras a la edad y manteniendo contacto físico, por ejemplo, cogiéndole la mano.

5. Es muy importante gestionar la rabia ante el sentimiento de injusticia frente al fallecimiento de nuestro ser querido o el no poder acompañarlo, se puede recurrir al llanto, a las palabras o a algunas técnicas expresivas como la escritura o la pintura.

6. A los niños la noticia debería de dársela uno de los cuidadores principales, adaptando las palabras a la edad y manteniendo contacto físico, por ejemplo, cogiéndole la mano. Los niños al igual que los adultos deben ser escuchados continuamente.

7. El dolor por la muerte, sumado al estrés y el trauma por el confinamiento puede desencadenar en una depresión o trastorno por estrés postraumático por lo que es importante buscar ayuda profesional.









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